Francia dejó de ser la puta de Arabia saudí

Los atentados del viernes París, reivindicados por el Califato Islámico, se producen mientras en Viena Rusia busca una salida negociada a la guerra de Siria y los yihadistas pierden terreno en cada uno de los frentes que tienen abiertos.

Su relación con los atentados de Beirut no es sólo temporal. Obedece a la emergencia de Irán como nuevo protagonista de la región.

Tras la agresión contra Irak en 2003, Francia ha tenido una política ambigua hacia los planes de Estados Unidos en Oriente Medio y el norte de África.

Durante la presidencia de Chirac, se opuso a formar parte de la llamada coalición internacional que servía de tapadera a Estados Unidos para sus campañas contra Afganistán e Irak.

Estados Unidos acabó con Chirac iniciando una serie de denuncias por corrupción, ampliamente aireadas por los medios de comunicación franceses.

Posteriormente, Sarkozy se comportó como lo que cabía esperar, el perfecto lacayo, una política que Hollande ha continuado luego. Por eso Francia llevó sus tropas a Libia, Siria y el Sahel.

Además, Hollande escogió como aliado a Qatar, un país con muchas cuentas pendientes con Siria, que no había permitido que el proyecto de gasoducto qatarí atravesase el territorio sirio para llegar a Europa. A través de Qatar el imperialismo francés ha estado respaldando el yihadismo, tanto en Irak como en Siria.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, no ocultaba el bando para el que trabajaba y pidió públicamente a Estados Unidos que bombardeara las posiciones del ejército regular sirio en el este de Alepo a fin de ayudar a los yihadistas.

“Hollande ha convertido a Francia en la puta de Arabia saudí”, resumía un medio pacifista francés el año pasado (1).

El gobierno francés llegó a cortar sus lazos con Moscú, a pesar de lo cual Putin advirtió expresamente de que, como consecuencia de las negociaciones de Viena, los yihadistas estaban preparando un atentado en suelo francés.

“Un grupo de Daech en Siria planificaría atentados contra Francia”, decía Le Nouvel Observateur hace apenas un mes (2). La noticia daba la vuelta a la realidad: hay que atacar al Califato Islámico en Siria porque de lo contrario nos atacarán en Francia. La lectura se debe hacer al revés: a partir de que Francia atacó al Califato Islámico, estos se dispusieron a responder en el único terreno en el que son capaces de hacerlo. ¿Creía Hollande que la guerra nunca iba a llegar hasta París?

El sorprendente apoyo de Hollande a las conversaciones de Viena demostró de nuevo el carácter erróneo y errático de la diplomacia francesa. Francia no sólo se arrastra por el mundo sino que su intervención en Siria iba por libre: “Francia no se plantea entrar en la coalición internacional”, dijeron entonces. “Golpearemos por nosotros mismos, de manera totalmente independiente de los americanos”.

¿Por qué volvió a cambiar la política exterior francesa? No cabe ninguna duda: por la intervención de la fuerza aérea rusa, que modificó el panorama de manera radical.

La puta dejó a Qatar, a Arabia saudí y al Califato Islámico en la estacada. Pero sus proxenetas no admiten las traiciones.

(1) http://www.planetenonviolence.org/notes/HOLLANDE-DEMANDE-A-WASHINGTON-D-AIDER-LES-TERRORISTES-DE-DAECH-A-ALEP_b7141439.html
(2) http://tempsreel.nouvelobs.com/monde/20150907.OBS5426/frapper-daech-en-syrie-ce-que-hollande-veut-vraiment-faire.html

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