Falun Gong: el imperialismo también sabe aprovechar el servilismo de una secta de lunáticos

Falun Gong es una secta china que, según el diario ABC, tiene 70 millones de fieles (1). Fue fundada en China por Li Hongzhi, que se considera a sí mismo un ser superior. Mezcla un poco de Taoísmo y budismo con política reaccionaria y un fuerte anticomunismo. El “ser superior” asegura que los extraterrestres caminan sobre la Tierra y que puede atravesar las paredes y hacerse invisible.

En 1999 la secta intentó un asalto al poder político en China y al año siguiente a Amnistía Internacional le faltó tiempo para denunciar la represión que sufren las personas en China a causa de sus creencias.

El gobierno disolvió la secta porque obligaba a sus partidarios a no utilizar terapias médicas. Li Hongzhi y algunos de sus discípulos se trasladaron a Estados Unidos, donde el gobierno estadounidense la utiliza para presionar a China. Las instituciones y empresas relacionadas con Falun Gong son financiadas abiertamente con dinero público de Washington.

Uno de los principales medios de comunicación del tinglado es el Epoch Times, que tiene una edición en castellano, donde se pueden leer artículos apasionantes sobre la manera en que el espectro del comunismo dirige el mundo actual (2). Además en España la secta tiene una Asociación de Estudios con sitio propio (3) que puso una querella contra China por el genocidio cometido en Tibet (4).

Epoch Times tiene su sede en Nueva York y es un vehículo de propaganda furibunda a favor de Trump. Ha gastado más de 1,5 millones de dólares en unos 11.000 anuncios a favor del Presidente de Estados Unidos en los últimos seis meses, más que cualquier otra organización fuera de la propia campaña de Trump y más que de lo que la mayoría de los candidatos demócratas han gastado en sus propias campañas presidenciales.

En abril, el punto álgido de su gasto publicitario, los vídeos del grupo Epoch Media, que incluye The Epoch Times y el canal de televisión digital NTD (New Tang Dynasty), fueron visitados unas 3.000 millones de veces en Facebook, YouTube y Twitter, situándose en el puesto número 11 entre los creadores de vídeo de todas las plataformas y por delante de otros editores tradicionales.

Falun Gong es un ariete dirigido contra China. El gobierno de Bush lo utilizó para ridiculizar al presidente chino Hu Jintao durante su visita a Washington en 2006. El punto culminante de aquella desastrosa visita fueron los gritos de la doctora Wang Wenyi, miembro de la secta, en el jardín de la Casa Blanca. El protocolo le había concedido una tarjeta de prensa temporal en nombre del Epoch Times y Wang empezó a vociferar “¡El cielo destruirá a los comunistas chinos!”, “¡Abandona el Partido!”, “10 millones de héroes han abandonado el Partido, ¿cuándo te irás?”

Wang no es periodista sino patóloga en una de las reivindicaciones más delirantes de Falun Gong: el gobierno chino practica la vivisección de los miembros de Falun Gong detenidos en una cárcel de Shenyang y luego venden sus órganos para realizar trasplantes.

Estados Unidos financia a la secta a través de “Libertad en Internet”, un programa dirigido por la Agencia para los Medios de Comunicación del Mundo (USAGM), anteriormente conocida como la Junta Directiva de la Radiodifusión (BBG). El presupuesto de la USAGM/BBG para 2018 fue de 804 millones de dólares.

Desde el año fiscal 2008 hasta 2010, el Congreso proporcionó unos 50 millones de dólares en fondos para “apoyar a la libertad en internet”. En enero de 2011 el Departamento de Estado entregó casi 20 millones de dólares, una parte de la cual estaba dedicada a la Tecnología de Elusión de la Censura en Internet (ICCT).

Los programas más sofisticados de la ICCT los desarrollan dos empresas estadounidenses, DIT y UltraReach, cuyos fundadores huyeron de China por ser miembros de Falun Gong. La empresa DIT (Tecnología de Internet Dinámica) tiene un único administrador, Bill Xia, miembro de Falun Gong. El sitio web de la DIT admite que sólo tiene cuatro clientes: el Epoch Times, Voice of America (VOA), Radio Free Asia (RFA) y el grupo de propaganda de Derechos Humanos en China (HRIC), con sede en Nueva York y Hong Kong. La VOA y la RFA están financiadas por USAGM (US Agency for World Media)/BBG. El CIIH está financiado por el Fondo Nacional para la Democracia, el Instituto Soros y organizaciones similares.

Inicialmente las aplicaciones estaban diseñadas para permitir a otros adeptos de la secta en China eludir el bloqueo, permitiendo a sus usuarios navegar por la web como si estuvieran en Estados Unidos o cualquier otro país “amigo de internet”.

Sin embargo, el uso de las aplicaciones se extendió a otros países, como Irán, Siria, Egipto, Birmania y Vietnam, e incluso al propio gobierno chino: recientemente Twitter censuró 936 cuentas que utilizaban esas aplicaciones con la excusa de que eran bots de propaganda gubernamental. Lo mismo ha hecho Facebook.

La guerra del imperialismo contra China funciona de esa manera: las redes sociales censuran al gobierno chino y el gobierno chino censura las redes sociales. Por su parte, los censurados, tanto si son gobierno como si son oposición, utilizan los mismos recursos técnicos, o parecidos.

(1) https://www.abc.es/internacional/abci-falun-gong-secta-70-millones-miembros-vetada-china-y-miss-mundo-201512130313_noticia.html
(2) https://es.theepochtimes.com/
(3 https://www.asociacionfalundafa.es/
(4) https://cadenaser.com/ser/2019/03/11/tribunales/1552322800_351810.html

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