Europa quiere deshacerse de 6 millones de refugiados ucranianos

A medida que Ucrania se derrumba, los países europeos se derrumban también. Los planes de la OTAN, que sólo pronosticaban una derrota de Rusia, se han venido abajo estrepitosamente y, con ellos, la acogida dispensada hace dos años a seis millones de refugiados ucranianos.

Ya los utilizaron; los sacaron por la televisión y ahora no son necesarios. Suponen un gasto. Es mejor pasar página y devolverlos a su país de origen, aunque esté devastado por la guerra.

Estonia es uno de los países que más presiona para despedir a sus ucranianos y propone algún tipo de acuerdo de repatriación, pero en Bruselas al gobierno de Tallin le han recomendado que no se impaciente.

En septiembre la Unión Europea prorrogó un año su directiva sobre protección temporal de los refugiados ucranianos, hasta el 4 de marzo de 2025. La normativa impone un régimen privilegiado, que no tiene nada que ver con el trato vejatorio que se dispensa a los demás refugiados.

Los ucranianos tienen permisos de estancia y trabajo, y acceden a educación, vivienda y asistencia médica. El inconveniente es que es una espada de Damocles. Bruselas puede cerrar el grifo igual que lo abrió hace dos años por una razón básica: los refugiados son mercancías de usar y tirar.

Los programas de protección temporal sólo sirven a los intereses de los Estados anfitriones, no a los de las personas que huyen de una guerra o de cualquier otro drama. Ningún país europeo se ha comprometido a acoger o integrar a los ucranianos de forma permanente.

El estatuto de protección temporal lo inventó Alemania en 1997. Tras la Guerra de los Balcanes repatrió a 300.000 personas a Bosnia, a pesar de que el ACNUR, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, dijo que no se cumplían las condiciones para el regreso.

Después otros países europeos hicieron lo mismo, lo que provocó el regreso de un total de 700.000 personas a Bosnia.

Las políticas tuitivas exigen un florecimiento económico, que ya no existe en Europa. Los países europeos marchan rumbo a los planes de austeridad y recortes, que siempre empiezan por los foráneos.

Por lo demás, la OTAN necesita carne de cañón y algunos de los refugiados ucranianos están en edad de ir a los mataderos del frente de guerra.

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