Estados Unidos no tiene dinero para mantener a la NASA. Va a despedir a casi 4.000 trabajadores de la agencia espacial dentro del plan de recortes de los presupuestos que son imprescindibles para reducir el déficit. La cifra puede variar si la NASA rechaza ciertos despidos o si los trabajadores no aceptan su salida de la agencia espacial.
A los trabajadores les han ofrecido dos planes de salida para este año, con el objetivo de reducir el personal a 14.000, en comparación con más de 18.000 que hay en la actualidad.
La primera oleada de salidas se produjo después de los correos enviados a funcionarios estadounidenses por el equipo de Elon Musk, que hizo la primera purga burocrática. Unos 870 trabajadores, casi el 5 por cien de la plantilla, aceptaron entonces la salida.
A principios de junio la NASA inició entonces su propio plan de “salidas voluntarias”. La fecha límite para responder era el 25 de julio. Unos 3.000 trabajadores, el 16,4 por cien de la plantilla, aceptaron.
Para los dirigentes de las agencias espaciales, que están tratando de reducir el personal para cumplir con el objetivo de purga del gobierno de Trump, estas propuestas son una manera de reducir el volumen de despidos.
En febrero la NASA pidió que le concedieran una exención de la purga para evitar que todos los trabajadores de la agencia que estaban en el período de prueba fueran despedidos. La perspectiva de un éxodo masivo de fuerza de trabajo cualificada hace temer a la agencia la pérdida de algunos de sus mejores talentos.
“Miles de funcionarios de la NASA ya han sido despedidos, resignados o retirados, llevándose consigo conocimientos altamente especializados e insustituibles, esenciales para el logro de la misión de la NASA”, escribió un colectivo de cientos de trabajadores en una carta a Sean Duffy, el nuevo gerente interino de la agencia espacial.
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