Estados Unidos pone a China entre la espada y la pared

El pasado 12 de noviembre Zhang Baohui, director del Centro de Estudios para Asia Pacífico de la Universidad Lingnan, escribió en el RSIS Commentary South China Sea Series, un artículo que expresa bastante bien que Xi Jinping ha acabado con toda una época de la política exterior de China, caracterizada por el sigilo y la discreción.

China empieza a levantar la voz y a través de Zhang asegura que Estados Unidos pretende forzarles a ellos y a Rusia a retroceder o ir a la guerra, que se puede convertir rápidamente en una guerra nuclear.

Cuando Estados Unidos envió un buque de guerra dentro del límite de las 12 millas alrededor de las islas recién construidas por China en el Mar del Sur de China el 27 de octubre, dice Zhang, China dejó pasar la provocación. No adoptó ninguna medida concreta para enfrentarse al buque, pero “cualquier operación similar futura podría desestabilizar gravemente la situación del Mar del Sur de China e incluso la paz y la estabilidad de toda la región”. Podría activar una escalada y presionar a los dos países hacia la guerra.

“Más acciones por parte de la Armada de Estados Unidos arrinconarían al gobierno chino y le forzaría a responder a las provocaciones percibidas contra sus intereses nacionales y su reputación como potencia. Después de todo, el Mar del Sur de China constituye una parte esencial de los intereses geoestratégicos de China… Más aún, China podría sentir la urgencia de mantenerse firme para disuadir una escalada futura en los desafíos de Estados Unidos a sus intereses y a su reputación”.

Zhang cita al vicealmirante Yi Xiaoguang, el subjefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de Liberación Popular de China, quien dijo que China “empleará todos los medios necesarios para defender su soberanía” si Estados Unidos toma medidas similares, y al general Fan Changlong, vicepresidente de la Comisión Militar Central del Partido Comunista Chino, quien le dijo al jefe del Mando estadounidense del Pacífico, almirante Harry Harris, que cualquier acción futura de la Armada de Estados Unidos podría disparar escaladas accidentales que dañan los intereses de ambos países.

Desde entonces los chinos han extendido sus ejercicios militares en la región y han difundido fotografías de los misiles estratégicos que portan sus submarinos nucleares, “con el propósito de disuadir a Estados Unidos”, señala Zhang.

Más adelante el especialista chino advierte de que China podría recurrir a medidas más duras para enfrentarse a la Armada de Estados Unidos: “Si lo hace, se hace inevitable una confrontación entre las dos armadas. Peor aún, la confrontación puede desatar una escalada hacia un conflicto militar”.

El Pentágono ignora este escenario, continúa Zhang. “Estados Unidos supone que China adoptaría una política de inacción cuando enfrenten buques militares estadounidenses intrusos. Esta expectativa de Estados Unidos es errónea ya que China es una gran potencia nuclear”. Cuando los Estados que poseen armas nucleares se ven acorralados, pueden amenazar con una escalada asimétrica para disuadir a un adversario para que no dañe sus intereses fundamentales.

El desfile militar del 3 de septiembre en Pekín reveló que la nueva generación de misiles tácticos de China, como los DF-26, pueden cargar ojivas nucleares. Información reciente también indica que los misiles crucero chinos de largo alcance lanzados desde el aire también pueden cargar ojivas nucleares tácticas. Las últimas fotos del misil nuclear JL-2 lanzado desde el mar podría ser una velada señal nuclear que envía China para disuadir a Estados Unidos.

Zhang considera que el Mar del Sur de China está dentro de los intereses vitales de China, lo que no ocurre con Estados Unidos. Cuando una situación de crisis se intensifica y empieza a incluir posibles escenarios nucleares, dice Zhang, Estados Unidos se vería obligado a optar entre “dar marcha atrás” o vislumbrar “una China con armas nucleares”.

Desafiar a China es una imprudencia por parte de Estados Unidos, escribe Zhang, porque subestima la determinación de Pekín para defender sus intereses, “y por lo tanto podría tocar una espiral en escalada que al final dañaría los intereses de Estados Unidos”.

El autor concluye que ambas partes deben considerar los peores escenarios. “Tanto China como Estados Unidos tienen que considerar que sus acciones podrían llevar a consecuencias no deseadas, en especial una escalada accidental hacia un conflicto militar… Nadie, en especial los países de la región, quiere este escenario”.

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