Los ministros de Defensa de Estados Unidos, Japón y Australia han acordado ampliar su cooperación militar para amenazar a China y la región de Extremo Oriente.
Tras una reunión en la base estadounidense de Hawai, el jefe de la defensa japonesa, Yasukazu Hamada, declaró que los tres países estaban muy preocupados por China y las pruebas de misiles balísticos lanzadas durante la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a la isla que se encuentra dentro de la zona económica exclusiva de Japón.
Por otro lado, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, durante su reciente viaje a Japón y Corea del Sur, dijo que Estados Unidos actuaría sin miedo ni vacilación tanto en el estrecho de Taiwán como en toda Asia.
El Instituto Brookings ha publicado un informe en el que indica que Estados Unidos ha perdido su dominio sobre China en materia de armas convencionales en Asia Oriental. Por lo tanto, les resultaría más difícil evitar un ataque a Taiwán (*).
El documento señala que el ejército chino está invirtiendo cada vez más en misiles, inteligencia, transmisión, comunicaciones y ciberguerra. “Es difícil predecir el resultado de una confrontación sino-estadounidense para Taiwán, y no se puede decir que la victoria de Estados Unidos y sus aliados esté garantizada”, reconoce el informe.
Pero el general Anthony Cotton, que ha sido propuesto por la Casa Blanca al Senado como jefe de operaciones nucleares del Pentágono, ha dicho que las armas nucleares podrían evitar un ataque a Taiwán. El Instituto Brookings descarta esa idea. La guerra por la isla, según el informe, necesariamente “aumentaría el riesgo de una escalada premeditada o no premeditada”.
Hasta hace poco, se estimaba que China poseía unas 200 ó 300 cabezas nucleares, mientras que Estados Unidos y Rusia tenían más de 4.000 cada uno. Pero el pasado noviembre, el Pentágono anunció que para 2027 China podría tener más de 700 ojivas, y al menos 1.000 para 2030. Si Estados Unidos quisiera recuperar la ventaja de las armas nucleares, se enfrentaría a graves obstáculos. Es el compromiso de la Casa Blanca para mantener la estabilidad estratégica y el control de las armas nucleares. “Pero incluso superando estos obstáculos, Estados Unidos probablemente no sería capaz de obtener suficiente plutonio para competir con China, y mucho menos con Rusia”, dice el informe.
Es una situación defícil para Washington. Desde el punto de vista de los intereses estadounidenses, sería mejor evitar un compromiso firme de defender a Taiwán. Estados Unidos y sus aliados deberían dejar claro que “se separarán económicamente de China y reducirán su dependencia económica de Pekín”. No debería haber ninguna esperanza de prevenir el conflicto o de ponerle fin en términos aceptables si se utilizan armas nucleares. Es la recomendación del Instituto Brookings.
Sin embargo, es demasiado pronto para decir que Washington ha perdido su posición dominante. Las fuerzas armadas estadounidenses tienen una gran experiencia en la participación en diversos conflictos, en la interacción entre todos los tipos de fuerzas armadas: fuerza aérea, flota, ejército. Tienen sistemas de inteligencia basados en el espacio.
Lo más probable es que los americanos sean más fuertes. Sabiendo que tienen más capacidad para golpear las zonas más vulnerables de la costa oriental de China. Pueden utilizar misiles, aviación y flota. La potencia de China es inferior y, lo que es más importante, Estados Unidos y China están estrechamente vinculados económicamente. El volumen de comercio bilateral supera los 700.000 millones de dólares.
En cuanto a la opción nuclear, en caso de guerra cada parte es capaz de infligir un daño inaceptable al adversario. Pekín ha declarado en repetidas ocasiones que no pretende competir con Washington en cuanto al número de armas nucleares.
(*) https://www.brookings.edu/research/managing-the-risks-of-us-china-war-implementing-a-strategy-of-integrated-deterrence/%20