En Washinton están sorprendidos por la fuerza militar de los huthíes

Seis semanas después del inicio de una guerra no declarada en Yemen, los ataques estadounidenses y británicos no han afectado a la potencia de fuego de los huthíes, según reconoce el Pentágono.

Estados Unidos ha quedado fatalmente sorprendido por la experiencia y la destreza militar de los huthíes. En Washinton tenían una comprensión errónea del avance de sus sistemas de armas.

El 11 de enero, sin la aprobación del Congreso, Biden ordenó la primera ronda de bombardeos contra Yemen. La Casa Blanca dijo que el ataque tenía como objetivo obligar a los huthíes a detener los ataques a barcos vinculados a Israel.

Después los bombardeos se han repetido casi todos los días, pero no han tenido el efecto deseado, ya que Ansarollah ha ampliado sus objetivos a barcos vinculados a Estados Unidos y Reino Unido. La semana pasada, misiles disparados desde Yemen alcanzaron varios barcos frente a las costas de Yemen. Uno de ellos fue hundido y otro sufrió daños importantes y goteaba aceite.

Los ataques recientes han incluido el uso por parte de Ansarollah de nuevos sistemas de armas, incluidos drones navales. Las potencia militar de los huthíes sigue sorprendiendo a la Casa Blanca y el Pentágono ignora el alcance de los arsenales de armas en su poder.

“Nos siguen sorprendiendo. No tenemos una buena idea de lo que todavía tienen”, dijo un funcionario de defensa a la CNN. Los militares confiesan que no pueden evaluar si los cientos de bombas estadounidenses lanzadas sobre Yemen han tenido algún impacto en la potencia militares de los huthíes.

En la Casa Blanca algunos confiesan en voz baja que la mejor manera de poner fin al bloqueo del Mar Rojo es poner fin a la Guerra de Gaza. Creen que los huthíes dejarán de atacar a los barcos tan pronto como en Gaza termine la agresión israelí.

De repente el mundo ha descubierto a los huthíes

El 19 de noviembre la irrupción de los huthíes en el escenario internacional causó un verdadero estupor, sobre todo porque los “expertos” aún no tenían preparada una explicación para el consumo de las cadenas de la televisión. Aquel día los huthíes grabaron su asalto al buque Galaxy Leader. Era propaganda armada. Ahora el mundo habla de ellos.

La Guerra de Yemen ha pasado de su dimensión estrictamente local a otra internacional. Las acciones de Ansarollah (“Los Seguidores de Dios”) obstaculizan el comercio internacional.

El antiguo nombre de Yemen es “Arabia Feliz”, un país estructurado en torno a clanes y federaciones tribales con fuertes tradiciones bélicas. Hasta 1990 estuvo dividido entre la República Árabe de Yemen (Yemen del norte) y la República Democrática Popular de Yemen (Yemen del sur). La unión de 1990 se rompió en 1994 con el deseo secesionista del sur contra el control de los del norte.

El presidente Alí Saleh reprimió violentamente a los secesionistas y se enfrentó a muchas tribus, incluidos los huthíes del Alto Yemen, cerca de la frontera con Arabia saudí.

El imán Hussein Badreddin El Huthi creó Ansarollah en 2004 y su asesinato desencadenó la revuelta en la región de Saada, que luego condujo a una guerra civil. Ansarollah no sólo se enfrentó al gobierno, sino también a la Hermandad Musulmana, a los secesionistas del sur y a los yihadistas de Al Qaeda y el Califato Islámico.

Después llegó la intervención armada de Arabia saudí, Emiratos Árabes Unidos, Sudán, Jordania, Qatar y Egipto. Durante su avance hacia la capital, Sanaa, Ansarollah mezcló unidades nasseristas y baasistas en su interior.

Como tantas otras organizaciones regionales, cuyo origen es religioso, Ansarollah adquirió un carácter nacional o nacionalista. Badreddin, su fundador, estudió en Sudán con Hassan Al-Tourabi (1932-2016), un teórico de un nacionalismo revolucionario, a la vez panárabe y panislamista.

Ansarollah formó alianzas con otros clanes, tribus y confederaciones consuetudinarias. En 1990 y 1991, Yemen apoyó al Irak de Saddam Hussein en la anexión de Kuwait.

También atrajeron la atención de la Libia de Gadafi y la ayuda logística de Pyongyang les llegó a través de un comerciante sirio cercano a Bashar Al-Assad. Algunas fuentes aseguran que los misiles y drones de guerra no son iraníes, sino norcoreanos.

Una rama del chiísmo: el zaidismo

Una parte importante de los yemeníes profesa el zaidismo, una rama poco conocida del islam chiíta. La ruptura entre los zaydis y otros chiítas se produjo entre los hijos del cuarto imán, Alí Zayn Al-Abidin (659-713).

Al mismo tiempo, los zaidíes se sienten bastante cercanos al sunnismo hasta el punto de que algunos los consideran la quinta escuela del islam sunita.

Hoy los huthíes siguen el modelo de Hezbollah. Su nuevo símbolo retoma el del movimiento libanés con otro color. Por lo tanto, su defensa de la causa palestina no debería sorprender.

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