El ‘tope al gas’ es otro engaño del ‘gobierno progresista’: los usuarios pagarán las compensaciones a las eléctricas

Lo que dan con una mano lo quitan con la otra. Hasta mayo de 2023, los usuarios de las compañías eléctricas van a tener que soportar subidas del 80 y el 100 por cien en la factura de la luz, y todo gracias a un nuevo concepto: “Coste tope del gas según RDL 10/2022”.

El sistema de precios de la electricidad ha sido diseñado para que el precio del último kWh necesario para casar oferta y demanda decida el precio del 100% de la energía. De esta forma, cuando las empresas generadoras recurren al gas para producir energía eléctrica, los costes se trasladan a toda la energía «vendida» para esa hora.

La forma de calcular estos precios es el cuento de Juan Palomo («yo me lo guiso y yo me lo como»), ya que el software utilizado para medir el precio está diseñado por una empresa, N-SIDE, patrocinada por las 15 energéticas más grandes de Europa. El nombre del supuesto «software objetivo», Euphemia (buena reputación, en griego antiguo), no deja lugar a dudas de la tomadura de pelo que hay tras esta pátina de objetividad.

Supuestamente, y para evitar el encarecimiento que este sistema provoca, el gobierno del PSOE y Podemos aprobaron el Real Decreto Ley 10/2022 que impone un supuesto tope de 40 euros/MWh al precio del gas que se utiliza en la generación eléctrica. A partir del sexto mes, el precio se irá elevando de 5 en 5 euros hasta los 70 € MWh. Las plantas que generan electricidad con gas recibirán una compensación por la diferencia entre el coste que describe Euphemia y el coste topado que utilizan para hacer sus ofertas.

Las eléctricas reciben dinero por todos lados

Esto significa que cada hora que se genera electricidad con gas, si su coste real es superior a 40 euros/MWh, a las productoras se les va a pagar por esa diferencia. Cuanto más caro sea el gas y más cantidad se emplee para producir, más elevada será la compensación.

Pero esta normativa, que parece ser un alivio para las facturas, no tiene nada que ver con la realidad. Según la norma aprobada, el coste de la compensación se reparte entre todos los usuarios del mercado eléctrico, menos en los contratos con un precio fijo que sean anteriores al 26 de abril de 2022, pues al tener una tarifa fija, son contratos que tienen que someterse al precio pactado.

Dicho de otro modo, si el contrato de luz es del mercado libre o posterior al 26 de abril de 2022, deberás pagar lo que el gobierno «compensa» a las eléctricas, excepto si vives en las Islas Canarias, Ceuta y Melilla.

El «tope al gas» lo pagan los usuarios

Todos los contratos con una comercializadora libre firmados o renovados desde el 26 de abril incorporarán este nuevo concepto en sus facturas, cuyo importe en estos primeros meses están siendo muy elevados. Algunas pequeñas compañías han empezado a ofrecer precios finales que incluyen el coste de limitar el precio del gas para así no perder clientela respecto a las grandes empresas.

En junio, julio y, especialmente, en agosto, el gas tuvo precios desorbitados, de hasta 250 €/MWh. Además, se ha utilizado una gran cantidad para generar electricidad: en agosto, el 31% de la energía provenía de esta fuente, cuando es frecuente que no se supere el 10% o, incluso, el 5% en meses con más viento y agua. A esto hay que sumar que las eléctricas vaciaron convenientemente varios pantanos que tuvo como efecto un incremento considerable en el MWh.

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