El Tercer Mundo declara la guerra a las vacunas

“¿Por qué en Papúa Nueva Guinea tienen pavor a las vacunas?”, se pregunta un columnista de El País (*). Solo un 1,7 por ciento de los habitantes de esta región suroeste del Pacífico han recibido la pauta completa. Algunos responsables de la campaña de vacunación han sido amenazados de muerte y atacados porque los consideran parte de una “campaña de terror”.

La oposición frontal a las vacunas es algo característico de las colonias del Tercer Mundo, que tienen una amplia experiencia con todo tipo de fármacos que se han ensayado en sus cuerpos, con consecuencias drámáticas que los imperialistas y sus cómplices se cuidan muy bien de silenciar.

Los “progres” se lamentan de que las vacunas no han llegado al Tercer Mundo. Han tenido buena suerte (hasta ahora). Pero a los países a los que han llegado, no se quieren vacunar porque los que siempre han sido esclavos saben apreciar muy bien el verdadero significado la libertad. En Benin el antiguo Secretario General de la Confederación Sindical de Trabajadores, Paul Esse Iko, se ha opuesto a los planes del gobierno para vacunar obligatoriamente a la población.

El viernes los dirigentes sindicales de Guadalupe se reunieron para anunciar una huelga general indefinida a partir del lunes contra la vacunación obligatoria y los pasaportes sanitarios.

La oposición generalizada a las vacunas amenaza con enviar a la calle a miles de trabajadores, a pesar de lo cual no aceptan vacunarse. Mañana empezarán a llegar las cartas de despido.

En la rueda de prensa, Maité Hubert M’Toumo, secretario general de la UGTG, lo dejó muy claro: “Desde septiembre, el Estado francés ha decidido reabrir las hostilidades […] todos los médicos, las enfermeras pueden recibir una carta para prohibirles trabajar. Esto significa que, a partir del lunes, el Estado francés, que hablaba de guerra, acaba de declararnos la guerra. La situación es catastrófica, miles de trabajadores están afectados y quieren despedirlos descaradamente, sin plazo de impugnación. No podemos aceptarlo, no es posible. El pueblo de Guadalupe está en peligro y desde el momento en que se declara la guerra, estamos obligados a responder. A partir del lunes, la guerra está declarada, nada funcionará, tenemos que organizarnos para que nada funcione: lunes, martes, miércoles, jueves… todos los días”.

“No tenemos elección, tenemos que estar juntos, todas las categorías socioprofesionales, todos los guadalupeños. A partir del lunes habrá dos bandos, el del Estado francés que ha decidido mancillarnos y el de todos los que se oponen a lo que quieren poner en marcha. Y el otro bando que quiere proteger el país para vivir en libertad. El presidente francés dijo que las vacunas son la libertad, por lo que la libertad está condicionada a una vacuna, una vacuna que no está controlada, una vacuna que genera efectos secundarios cada vez más graves. ¿Esto es libertad? No es posible. Así que a partir del lunes, ¡se declara la guerra!”

En julio la intersindical de los trabajadores de Martinica ya inició una huelga general contra la vacunación obligatoria, que se prolongó hasta el mes pasado con un claro triunfo de los trabajadores. El director del Hospital Universitario anuló la orden de exigir al personal del hospital el pasaporte sanitario para entrar a trabajar.

En Polinesia el vicepresidente del gobierno, Tearii Alpha, fue destituido la semana pasada porque no se quería vacunar.

(*) https://elpais.com/actualidad/the_conversation/2021-11-12/por-que-en-papua-nueva-guinea-tienen-pavor-a-las-vacunas.html

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