El primer peronismo y el ejército como herramientas de liberación

Darío Herchhoren

El peronismo de 1945, emergió de la movilización popular del 17 de octubre de 1945, que liberó al entonces Coronel Perón de su detención en la isla prisión de Martín García en medio del Río de la Plata. Hay que destacar que dicho río tiene una anchura de 200 kilómetros en su desembocadura, y que en la práctica es como un mar pero de agua dulce.

El entonces Coronel Perón había sido Secretario de Trabajo y Previsión en el gobierno que asume en el país como consecuencia del golpe militar del 4 de junio de 1943, y desde esa posición tenía un contacto permanente con los sindicatos, y con la clase obrera. Esto es justamente lo que hace temer al ala más reaccionaria del ejército en el sentido de que Perón aspiraba a convertirse en presidente de la república. Y no se equivocaban.

Ante esta posibilidad, el presidente de la República General Edelmiro Farrell, dispone el cese del Coronel Perón como secretario de trabajo y previsión, su pase a la situación de retiro, y su encarcelamiento.

Esto hace que la clase obrera se movilice en las calles, y logre la liberación de Perón y su reposición en su cargo. Esto ocurre el 17 de octubre de 1945. Yo tenía entonces seis años, y fui testigo de lo que ocurrió en las calles. Una multitud desconocida, mal vestida, algunos a pie y otros a caballo inundó las calles del centro de la ciudad, y marchó pacíficamente pero con decisión hasta la plaza de mayo. Yo estaba con mi madre y con mi abuela materna comiendo en un restaurante de la Avenida de Mayo, y ante el temor que producía la gente en las calles, los negocios echaban el cierre, y solo permitían salir de los mismos pero no entrar.

A las pocas horas de todo esto, el gobierno del General Farrell abrió la mano y el Coronel Perón fue liberado y repuesto en el cargo del cual había sido removido.

Es necesario destacar que las masas de trabajadores en las calles tenían una ideología confusa con respecto a la lucha de clases, pero si eran conscientes de que su enemigo, era Inglaterra y sus cipayos servidores, los oligarcas, terratenientes y grandes ganaderos, los frigoríficos ingleses, y en general todo lo que oliera a inglés. Esa es la razón por la cual el movimiento popular aplaudía cada derrota de Inglaterra, y considerara a Alemania como un amigo de los argentinos. Ese es también el argumento que la oligarquía utilizaba contra Perón para endilgarle una supuesta simpatía por los nazis.

El peronismo no es en realidad más que una ideología socialdemócrata avanzada, con características criollas. Algo parecido a lo que Salvador Allende dijera en Chile: «Yo quiero un socialismo con empanadas y vino», aludiendo a una comida muy propia de los países sudamericanos.

Lo que Perón intentaba era arrancarle el poder a la oligarquía, ganadera y cerealera y entregarlo a la incipiente burguesía nacional no aliada al imperialismo inglés. Pero había un problema estructural, que era que la burguesía era muy débil, y que había que prácticamente crearla, y ante la falta de esa burguesía, que llevara adelante la revolución burguesa en Argentina, se vale del ejército, que en esos tiempos era profundamente nacionalista y anticomunista.

Para llevar adelante la revolución burguesa era necesario establecer la paz social, y para ello era necesario contar con la clase obrera, y para contar con la clase obrera, era necesario pagar buenos salarios, vacaciones pagadas, pagas extras en navidad, obras sociales de buena calidad, un sistema de salud que fuera de calidad, y en general hacer una política expansiva, generando puestos de trabajo, construyendo viviendas sociales, gastando mucho dinero en educación, fomentando el deporte, creando colonias de vacaciones para los hijos de los trabajadores, cuidando los precios de los productos de primera necesidad, etc.,etc.

Todo esto fue obra de los gobiernos peronistas.

El ejército por su parte hizo lo suyo. Se creó la Dirección General de Fabricaciones militares, que instaló grandes fábricas para proveer las necesidades civiles y militares, se creó en Córdoba una empresa estatal que se llamó IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) que comenzó a fabricar tractores, motocicletas, automóviles, camiones, y sobre todo aviones de caza y bombardeo, y aviones de uso civil para el transporte de pasajeros de hasta 200 plazas. Se crea la flota mercante del estado, con buques que desplazaban en total más de dos millones de toneladas, y se crean los astilleros para la fabricación de embarcaciones de uso civil y militar. Se crea la empresa YCF (Yacimientos Carboníferos Fiscales) y se fomenta una política de fabricar en el país en vez de importar.

Se desarrolla una importante industria textil y de calzado de muy buena calidad, y se fomenta mediante créditos baratos todo tipo de industria y se fomenta también la minería y la siderurgia.

Los puertos se nacionalizan, y se establecen relaciones comerciales con los paises socialistas y especialmente con la URSS, de la cual se importan locomotoras y rieles, y se instala en Buenos Aires la primera exposición de la industria soviética.

Pero, el General Perón a pesar de haber hecho una verdadera revolución en Argentina, no es partidario de una revolución socialista, y su pensamiento gira en torno a tres principios básicos que eran Soberanía Política, Indepedencia Económica y Justicia Social.

Esos tres principios los cumplió, y decía que la riqueza había que repartirla en dos partes iguales: Una mitad para los dueños de las industrias y la otra para los trabajadores.

Luego del golpe oligárquico de 1955, todo esto se pierde, y luego de un largo exilio de 18 años, Perón vuelve, pero la Argentina ya es otro país, y Perón no comprende que las masas ya quieren otra cosa, que la juventud reclama el socialismo, y es cuando se produce el choque entre la Juventud Peronista, y el viejo aparato peronista, oxidado y obsoleto. El peronismo de 1945, no es el de 1973, y el ejército tampoco. Ya manda el sector oligárquico.

Para finalizar voy a citar a un autor militar poco conocido, el general alemán Von der Goltz, que decía que cuando uno tiene al enemigo acorralado hay que terminar con él, porque si no se hace así, puede volver.

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