En 1947 la radio franquista inauguró uno de los programas de más éxito de su historia: el consultorio de Elena Francis. Las oyentes preguntaban por carta y el franquismo respondía a través de Radio Barcelona. En aquellos años las radios eran como hoy las redes sociales y, como vemos, eran más interactivas de lo cabía sospechar.
También era un proyecto más comercial de lo que aparentaba, porque trataba de publicitar de manera encubierta una marca de cosméticos. A lo largo de todo el franquismo los temas se ampliaron luego con los maridos, los niños, la decoración del hogar, las manchas de la ropa y cosas por el estilo. Muchos se criaron creyendo que en la radio había alguien llamada Elena Francis que respondía a sus preguntas sobre belleza. Pero se trataba de un equipo compuesto por siete guionistas. Uno de ellos fue Ángela Castells, miembro de la sección femenina de la Falange. El periodista Juan Soto Viñolo, que se hizo cargo del programa desde 1966, confesó que no sólo se inventó las respuestas, sino también las preguntas. Era publicidad. Se trataba de subir los índices de audiencia.
Con el éxito del programa, la radio buscó nuevos guionistas, cuyas respuestas eran supervisadas por un equipo de sacerdotes antes de emitirse en abierto. El consultorio de Elena Francis fue un gran engaño, tan grande como la transición, por lo menos, y acabó en 1984. Ya no tenía oyentes, pero cuando los autores del fraude lo confesaron, resultó una enorme decepción para sus seguidores.
Hoy los inquisidores de Maldita han renovado el formato del consultorio radiofónico franquista. Los lectores preguntan y Maldita responde. Lo mismo que la radio franquista, responde incluso antes de que nadie le pregunte nada. Los fraudes mediáticos no acabaron en la transición, porque son consustanciales a los altavoces de una clase social explotadora y dominante.
Las respuestas de Maldita también son guiones periodísticos revisados por un Sumo Sacerdote antes de salir a la luz pública para impedir que se filtren herejías. Es un refuerzo de la ideología dominante, a la que no le basta con dominar, como en tiempos de Marx y Engels: aspira a ser un canon, una ideología uniforme y única que se expresa a través de un único portavoz.
Maldita no trata de demostrar la naturaleza falaz de un bulo sino que aspira a convertirse en intérprete de la realidad. Si The Lancet afirma por dos veces que covid-19 no es una pandemia (1), Maldita expone lo que realmente quiere decir la revista, que es muy diferente a lo que hemos leído con nuestros propios ojos.
Sí, no sabemos leer. Hemos sacado el título de contexto, a diferencia de Maldita, que hace equilibrios en el alambre para darle la vuelta a un asunto que no tiene vuelta de hoja (2). No hace falta ninguna interpretación de una frase repetida dos veces que, por su simplicidad, no tiene otra interpretación posible que sus propios términos.
Desde luego que si cupiera alguna interpretación, no le corresponde realizarla a la Maldita Inquisición, que justifica su existencia por desmentir bulos, no por interpretar textos redactados por terceros.
El artículo de The Lancet es un ataque nada disimulado a la OMS, no sólo por su actitud reduccionista, típica de las corrientes dominantes de la microbiología, sino por su retorno a un concepto trasnochado, el de “pandemia”, que quiso abandonar el 31 de enero y no pudo por las presiones a las que está sometida.
Es evidente que si el 11 de marzo la OMS declaró una pandemia con poco más de 4.000 muertos en todo el mundo, hay muchísimas enfermedades que matan más y merecen el mismo calificativo, por lo menos. Pero, como se está demostrando a cada paso, se trata de imponer a los países una política sanitaria uniforme que no disperse su atención en múltiples enfermedades al mismo tiempo. Lo que se les pide es que sólo atiendan a una de ellas.
Una vez que la política sanitaria fija su atención en una parcela muy reducida de la realidad, cualquier desastre es posible, como el de los asilos. Pero esa manera de proceder es imprescindible para justificar la propia realidad de una pandemia, de tal manera que todo el exceso de mortalidad que se está produciendo, especialmente en España, se atribuye a un único motivo.
Hace un par de días OKDiario lo expresó muy claramente: “El exceso de muertes con respecto al mismo periodo del año pasado se eleva hasta esos 56.110 muertos [en España]. Puesto que la única causa extra de mortalidad en esos meses es el coronavirus, la práctica totalidad de esas muertes corresponden, por pura lógica, al Covid” (3).
Las pandemias son así “lógica pura”, o quizá peor: tautologías. Están al principio y al final de la argumentación. Es una profecía que se cumple por sí misma.
No es algo propio sólo de la actualidad. Cuando los historiadores se refieren a las epidemias pasadas, como la “gripe española” de 1918, mezclan patologías muy distintas en el mismo saco y, lo que es peor, suponen que todas ellas tienen una misma causa (4), cualquiera que sea el lugar en el que se produzcan, independientemente de las circunstancias.
Hay que agradecer que, siete meses después, The Lancet se baje del burro y no sólo se refiera a la presencia de enfermedades “no contagiosas” en medio de una delirio de contagios, sino que ponga encima de la mesa los factores sociológicos de las mismas o, en otras palabras, que las enfermedades y las muertes no son sólo fenómenos “naturales” sino que son evitables, al menos en parte, y que quienes no las evitan son responsables de ellas. La lucha de clases tiene, en efecto, este tipo de consecuencias, aunque la izquierda domesticada no quiera hacerse cargo de las mismas.
El artículo de la revista es, pues, un intento desesperado para que la medicina moderna no siga haciendo el ridículo en este punto. Bienvenido sea.
(1) https://mpr21.info/covid-19-no-es-una-pandemia-admite-por-fin-la-revista-medica-the-lancet/
(2) https://maldita.es/malditaciencia/2020/10/05/the-lancet-no-niega-existencia-covid19-no-conspiracionista-cambio-pandemia-sindemia-factores/
(3) https://okdiario.com/espana/datos-del-ine-dejan-evidencia-sanchez-espana-supera-56-000-muertos-coronavirus-6226167
(4) https://mpr21.info/ciencia-e-ideologia-la-arqueologia/
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