El neurotóxico con el que envenenaron a los Skripal no se fabricó en Rusia

Los científicos del laboratorio militar británico de Porton Down no han logrado identificar a Rusia como fuente del neurotóxico utilizado en el intento de asesinato del antiguo agente doble Serguei Skripal y su hija, Julia.

Gary Aitkenhead, director del DTSL (Laboratorio de Ciencia y Tecnología de Porton Down), ha confirmado a Sky News que los científicos “no habían logrado verificar la fuente precisa” de las sustancias utilizadas en el ataque del 4 de marzo contra los Skripal.

El gobierno de la Primera Ministra Theresa May se queda en pelotas; si quiere entrar en una guerra con Rusia deberá buscarse otros pretextos. Lleva un mes engañando miserablemente a todo el mundo, tanto o más que el laborista Blair durante la invasión de Irak en 2003.

La prensa ha ocultado las declaraciones de Aitkenhead, que descubren las mentiras con las que justifican el programa de rearme militar y la represión de las movilizaciones internas en nombre de la lucha contra las “injererencias” extranjeras.

Es cierto que el Guardian se hizo eco de la información en su edición en línea, pero desapareció de la primera página hasta el mediodía.

“No es nuestro trabajo determinar dónde se fabricó el agente o quién lo fabricó”, dijo Aitkenhead. Tampoco pudo confirmar que el agente utilizado fuera Novichok, el tóxico militar que, según el gobierno británico, sólo Rusia pudo haber fabricado.

“En este punto […] pudimos establecer que era Novichok o de esa familia”, añadió. Cuando le preguntaron si se podía confirmar a Rusia como la fuente, dijo que Porton Down sólo había proporcionado información científica al gobierno, que “luego lo complementó con otras fuentes para llegar a las conclusiones en las que se basa”.

El 12 de marzo Theresa May aseguró al Parlamento que el tóxico utilizado contra los Skripal era “de un tipo” fabricado en Rusia. Basándose en la identificación positiva del agente químico en Porton Down, el gobierno británico llegó a la conclusión de que era muy probable que Rusia fuera responsable de haber cometido un “intento de asesinato en suelo británico”.

May nunca presentó ninguna prueba que apoyara su acusación, y su expresión “muy probable”, es una manera de lavarse las manos de cara al futuro.

Por el contrario, al ministro de Asuntos Exteriores Boris Johnson se le aflojó la lengua e incurrió en un galimatías, al asegurar que había una “probablidad irrefutable” de que el Kremlin había autorizado el ataque. Acusó a Moscú de urdir una “montaña de mentiras” y cayó en la vulgaridad de comparar a Putin con Hitler.

Johnson declaró que Porton Down le había asegurado que habían logrado “identificar positivamente al agente neurotóxico como ruso”. Cuando la radio alemana Deutsche Welle le preguntó de dónde obtuvo esa información, Johnson respondió que “cuando hablo de la evidencia me refiero a la gente de Porton Down, el laboratorio fue absolutamente inflexible. Yo mismo les pregunté: ‘¿Estais seguro?’, y me dijeron: ‘No hay duda’”.

Sobre esta base, Gran Bretaña expulsó de 130 diplomáticos rusos y otros 26 países -incluido Estados Unidos- y exigieron la aceleración de los esfuerzos de la OTAN contra las “actividades desestabilizadoras” de Rusia.

Dirigiéndose a las tropas británicas estacionadas en la frontera entre Estonia y Rusia, el ministro de Defensa, Gavin Williamson, se permitió el lujo de amenazar: “La paciencia del mundo se está agotando con el Presidente Putin y sus acciones”.

El gobierno británico se ha negado a facilitar a Moscú muestras del tóxico, tal como exige la Convención sobre Armas Químicas, supervisada por la Organización de las Naciones Unidas para la Prevención de Armas Químicas (OPAQ).

La entrevista de Aitkenhead tuvo lugar un día antes de que el miércoles se convocara a la OPAQ en La Haya para discutir el ataque de Salisbury a petición de Moscú. El resultado de la investigación de la OPAQ se anunciará a principios de la próxima semana.

Porton Down está a unos diez kilómetros de Salisbury. Es una instalación secreta de armamento químico que se remonta a la Primera Guerra Mundial.

En 2008 el Ministerio de Defensa pagó tres millones de libras en compensación por los cientos de veteranos que sirvieron como conejillos de indias en la instalación entre 1939 y 1989. A los participantes se les engañó diciéndoles que estaban participando en estudios sobre remedios para el resfriado, pero algunos fueron envenenados con gas sarín y gases tóxicos.

En 2003 Porton Down desempeñó un papel clave en la campaña de propaganda sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Unas semanas después del comienzo de la guerra, el experto en armamento químico, David Kelly, que trabaja en Porton Down, fue citado como la fuente de las acusaciones de que el gobierno laborista de Tony Blair manipuló la información sobre el armamento de Irak.

Kelly fue encontrado muerto unas semanas después, el 17 de julio de 2003.

Mientras Rusia ha destruido sus arsenales de armas químicas, el Ministerio de Defensa británico llevó a cabo un importante ejercicio de guerra química en la llanura de Salisbury unos días antes de que los Skripal fueran envenenados. Las maniobras dararon tres semanas y en ellas participaron 300 militares.

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