El Ministerio de Defensa francés padeció 24.000 ataques informáticos el año pasado

Así lo ha dicho el propio ministro, Jean-Yves Le Drian: algo menos de 66 ataques diarios. Más de un lector pensará con razón: si un ejército padece 66 ataques cada día es porque está en medio de una guerra terrible. Lo que ocurre es que lo más probable es que el lector también crea -erróneamente- que los ciberataques no son ataques de verdad. No hay disparos, ni muertos, ni heridos, ni sangre, ni destrucción. Al menos no se ven como tales porque asociamos la guerra a una imagen del pasado, no al presente.

El ministro francés ha realizado sus declaraciones en una entrevista al Journal du Dimanche, donde asegura que, además del objetivo de espionaje, los ataques también persiguen otros fines, como perturbar el funcionamiento del sistema de drones.

Según el ministro, ningún ataque tuvo éxito porque el Ministerio responde a su nombre: sabe defenderse. Sin embargo, en febrero los piratas lograron apoderarse de “informaciones sensibles” sobre los capitalistas que suministran equipamiento de guerra y armamento. Luego los datos fueron divulgados por Anonymous.

La fuga de información comporta riesgos para los traficantes de armas que trabajan para el ejército francés, pero también para infraestructuras civiles de importancia, como el agua, la electricidad, la salud, los transportes y las comunicaciones, por lo que además de defenderse, Francia se reserva el derecho de responder “por todos los medios”. Ojo por ojo y diente por diente, le ha faltado decir al ministro, incluido un ataque armado real frente a un ataque virtual.

Si es cierto que Francia tiene intención de responder con fuego real a un ataque virtual, el asunto es peliagudo porque el número de ciberataques se duplica cada año. Como en cualquier ejército moderno, todo el armamento francés es digital. Todo depende de un programa informático y todo está conectado a internet.

Por poner un ejemplo: el sistema de combate de una fragata tiene 25 millones de líneas de código, 2.000 aplicaciones y 300 calculadoras. Eso que algunos llaman “ciberespacio” es un campo de batalla como cualquier otro y Francia se va a dotar de un mando militar de operaciones informáticas que responde a la misma hipocresía que todos los ejércitos imperialistas desde 1945: ya no hay Ministerios de la Guerra; todos son “de Defensa”, todos se protegen de los ataques de terceros. Ningún país tiene un Ministerio que se llame “de Ataque”.

El ejército digital de Francia se compondrá de 2.600 soldados informáticos dirigidos por 600 ingenieros de la Dirección General de Armamento y 4.400 reservistas de la ciberdefensa.

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