El gobierno kurdo impone la limpieza étnica en el norte de Irak a sangre y fuego

Con el apoyo del imperialismo estadounidense, el Gobierno Regional de Kurdistán viene poniendo en práctica una limpieza étnica de amplias proporciones contra los árabes. Les obligan a abandonar sus tierras y sus viviendas y, en ocasiones, tras derrotar al Califato Islámico poblaciones árabes enteras han sido desalojadas por la fuerza por los peshmergas.

Numerosos partidos y movimientos, incluidos los propios kurdos, vienen denunciando esas prácticas del presidente Barzani. El último ha sido un informe de 80 páginas de Human Rights Watch publicado la semana pasada. Se titula “Marcado con una cruz. Las destrucciones de ciudades y casas por las fuerzas kurdas irakíes en el conflicto con el Califato Islámico” (*). Abarca un periodo de tiempo comprendido entre setiembre de 2014 y mayo de este año, refiriendo numerosas destrucciones en las provincias de Kirkuk y Nínive.

Hay que empezar diciendo que ambas provincias no forman parte de Kurdistán ni están, en consecuencia, bajo la jurisdicción del Gobierno Regional, por lo que se trata de una absoluta arbitrariedad por parte de Barzani y sus peshmergas y una provocación dirigida contra el gobierno central de Bagdad. Barzani no ha ocultado que tiene intención de anexionarse ambas provincias porque “históricamente” fueron kurdas.

Joe Stork, director para Oriente Medio de Human Rights Watch, ha asegurado que la destrucción de las viviendas árabes no tiene ninguna justificación militar, sobre todo teniendo en cuenta que las viviendas y las escuelas kurdas no se derriban.

Human Rights Watch ha lanzado una petición a Estados Unidos para que, a su vez, exija al gobierno de Barzani que tras la batalla de Mosul no se reproduzca la limpieza étnica contra los árabes que se ha producido en otras localidades.

El informe se apoya en visitas sobre el terreno de miembros de la ONG, en más de 120 entrevistas a testigos y responsables políticos y militares, así como en imágenes de las ciudades tomadas vía satélite. No se trata de casos aislados sino de una política premeditada. Las ciudades en las que se ha producido la limpieza étnica son 17, a las que hay que añadir otras cuatro en la provincia de Nívive.

De las 21 localidades visitadas, 13 tenían indicios de una destrucción importante. Con excepción de tres de ellas, en todas las demás los peshmergas kurdos habían destruido la mitad de todas las viviendas y en siete habían expulsado a sus moradores. En otras 62 localidades las imágenes tomadas por satélite muestran daños considerables de incendios y uso de artillería pesada y explosivos de gran potencia, lo que les diferencia claramente de otros destrozos causados por la guerra o los bombardeos de la aviación.

En los últimos tiempos, la limpieza étnica, una política típicamente nazi, fue impuesta en los años noventa por el imperialismo tras la Guerra de los Balcanes y la destrucción de la antigua Yugoeslavia a través de sus peones “independentistas” croatas, bosnios y kosovares, como la UÇK.

El Gobierno Regional kurdo también se ha inspirado en la limpieza étnica impuesta por Israel desde 1948 en los territorios palestinos ocupados. Uno de los más importantes baluartes de dicho Gobierno Regional es precisamente el Estado de Israel.
(*) https://www.hrw.org/node/296255/

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