El elevado coste de las baterías de los coches eléctricos es un gran obstáculo, tanto para los fabricantes como para los compradores, lo que comprometería el objetivo de transición a vehículos de cero emisiones en 2035, advierte el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea.
El costo de las materias primas necesarias para fabricar las baterías, así como el costo de la energía, aumentan constantemente, lo que compromete el objetivo de acabar con la venta de vehículos con motor de combustión para 2035.
A pesar de la aparición regular de nuevas fábricas de baterías, el elevado coste de fabricación podría hacer que el precio de los vehículos eléctricos aumentara, haciéndolos inasequibles los compradores de bajos ingresos, que son la mayoría. La Unión Europea depende en gran medida de las importaciones de cinco materias primas clave (cobalto, níquel, litio, manganeso y grafito natural) para la producción de baterías. Estas importaciones provienen principalmente de Australia, la República Democrática del Congo y China.
La escasez de estas materias primas, junto con la creciente demanda mundial, podría generar costos más altos, que inevitablemente afectarán el precio de los vehículos eléctricos.
La ausencia de acuerdos de libre comercio con los principales proveedores y los riesgos políticos asociados a ellos países podrían poner en peligro el suministro, agudizando así el aumento de costes.
La Comisión Europea está tratando de implementar soluciones para mitigar estos costos, en particular ofreciendo alivio regulatorio para promover industrias verdes y diversificando sus proveedores comerciales.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea advierte que el aumento del coste de las materias primas podría hacer que los vehículos eléctricos fueran inaccesibles para gran parte de la población.
Esta situación no solo podría disminuir el interés económico de las inversiones en instalaciones de producción, sino también comprometer la Agenda 2030 de la Unión Europea.