El lunes el director de Intel, Lip-Bu Tan, que lleva menos de seis meses en el cargo, tenía una cita en el Despacho Oval para tratar de salvar el pellejo. La semana pasada Trump exigió su dimisión calificándole de “traidor al país”. La cotización de las acciones cayó un 5 en la bolsa.
Nacido en Malasia y luego naturalizado estadounidense, a Lip-Bu Tan le acusan de tener demasiadas participaciones en empresas chinas, a través de su propio fondo de inversiones.
No sólo las empresas, también quienes las dirigen deben ser de toda confianza de los imperialistas y en Washington sospechan que vendió chips a una universidad militar china, cuando era el director de otra empresa estadounidense: Cadence.
Pero eso es sólo una parte. Intel no marcha bien y Lip-Bu Tan parece que es el único que puede salvarla del declive. El MIT y la Universidad de San Francisco están decididos a probar su “patriotismo” y su deseo de ver de nuevo a Intel en el altar de los mejores de Silicon Valley.
Hace unos días Forbes publicaba un reportaje sobre los 20 años de decadencia de una multinacional que antes era puntera en tecnología (*). Quisieron comerse el mundo y el mundo se los comió. Realizaron múltiples adquisiciones, muchas de las cuales estaban en el sector de las telecomunicaciones y tecnología inalámbrica. Invirtieron 12.000 millones de dólares y no sacaron absolutamente nada.
“A pesar de todo, Intel sigue siendo crucialmente importante porque es la única empresa de Estados Unidos con la tecnología y conocimientos para fabricar chips de vanguardia en Estados Unidos, aunque en realidad no lo ha hecho en ocho años. En el nivel más alto de geopolítica, la primacía en los chips es central para el poder, y durante los últimos ocho años los chips más rápidos y valiosos del mundo se han hecho sólo en Taiwán y Corea del Sur”, reconoce Forbes.
En 2022 Estados Unidos aprobó una nueva ley de tecnología para fabricar chips en Estrados Unidos, regada con generosas subvenciones. A Intel le adjudicaron un buen pellizco, unos 8.000 millones de dólares más préstamos, aunque ha recibido muy poco porque no ha hecho nada.
“Es como si el dinero llegara un poco tarde”, dice Forbes. No es un asunto económico sino de hegemonía. “El dominio mundial requiere una fuente fiable de chips de vanguardia”, concluye la revista.
(*) https://fortune.com/2025/08/10/intel-stock-price-ceo-history-tsmc-semiconductors/
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