Controlar el sistema financiero mundial siempre fue una piedra angular de la política exterior estadounidense. Por eso Washington impone su dictado a la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (Swift), un servicio financiero que antes vestían como una plataforma neutral, pero que cada vez se utiliza más abiertamente para que los países occidentales impongan el bloqueo económico.
Trump amenazó con sanciones económicas a los países que abandonaran el dólar, pero sus primeros cien días en el cargo ha visto la mayor caída de la moneda desde los tiempos de Nixon. El momento ha coincidido con un cambio que ya estaba en marcha: los esfuerzos de muchos países por reducir su dependencia de la infraestructura financiera controlada por Estados Unidos.
Hoy en día, una creciente coalición de países —algunos sancionados, otros simplemente cautelosos— se está alejando del dólar estadounidense y de la red Swift hacia nuevos sistemas financieros que prometen operar fuera del alcance de Washington.
Swift no es un banco ni un proveedor de servicios de pago, sino una plataforma de mensajería que permite a las instituciones financieras transmitir instrucciones sobre transacciones seguras a través de las fronteras. Su principal atractivo radica en su velocidad, cifrado, estandarización y aceptación casi universal. Los bancos de diferentes países, que operan en diferentes idiomas y monedas, siempre han confiado en este sistema para realizar sus operaciones.
La imagen quedó empañada en 2006 cuando se reveló que Swift había transmitido en secreto datos de transacciones a la CIA y al Tesoro de Estados Unidos como parte del Programa de Seguimiento del Financiamiento del Terrorismo (TFTP). Esta vigilancia no ha cesado y ahora es la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) la que vigila las transacciones Swift.
En 2012 la United Against Nuclear Iran (UANI) presionó a Swift para que cortara lazos con Teherán, acusándolo de violar las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea. Swift cumplió rápidamente y luego llegaron otros países: Corea del norte en 2017 y Rusia en 2022.
El mensaje fue claro: Swift no es neutral sino un instrumento de guerra económica.
Empiezan a surgir alternativas
Después de que Occidente amenazara con cortar la conexión tras la anexión de Crimea en 2014, Rusia desarrolló su propia plataforma: el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS), que se lanzó en 2017. Hoy, el SPFS reúne a 177 instituciones extranjeras de 25 países.
Irán, que comenzó a integrar sistemas de comunicación y transferencia interbancaria con Rusia en 2023, trabaja en su propia infraestructura de mensajería financiera, conocida como Gestión Automatizada de Divisas e Informes de Cambio (ACUMER).
China lanzó el Sistema de Pago Interbancario Transfronterizo (CIPS) en 2015. Si bien continúa utilizando Swift para muchas transacciones, CIPS tiene su propia mensajería, lo que permite un comercio fluido con Rusia y otros socios.
Actualmente, casi 4.800 bancos participan en CIPS, aproximadamente la mitad del número total de Swift, aunque el sistema tiene menos de una década de antigüedad.
Reconociendo la necesidad de una alternativa transfronteriza unificada, en 2018 el bloque Brics comenzó a desarrollar “Brics Pay”. Con un despegue económico que supera al del G7, los países Brics representan más de un tercio de la economía mundial. Brics Pay comenzó a realizar pagos piloto en 2019 y recibió pleno apoyo chino en octubre del año pasado. El proyecto todavía está en la fase piloto, pero su escala potencial lo convierte en el rival más serio de Swift hasta el momento.
El abandono del dólar no será rápido
Pero el abandono de Swift ya no se limita a los adversarios de Estados Unidos. En 2022 la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), un bloque de diez estados políticamente alineados con Estados Unidos, con una población de 600 millones, lanzó la iniciativa de Conectividad de Pagos Regionales (RPC). Utiliza sistemas de pago nacionales en tiempo real, como PayNow de Singapur y PromptPay de Tailandia, para permitir transferencias directas sin necesidad de recurrir a Swift.
Anteriormente, las transacciones transfronterizas entre los países de la ASEAN requerían la conversión hacia y desde el dólar estadounidense. Por ejemplo, los dólares de Singapur se convertían primero en dólares estadounidenses y luego en pesos filipinos. Con RPC se evitan dichas conversiones, lo que reduce los costos y aumenta la eficacia.
Ese mismo año, la Unión Africana puso en marcha el Sistema Panafricano de Pagos y Liquidaciones (PAPSS), que también prescinde del Swift y del paso intermedio del dólar.
Esta revolución silenciosa entre los socios de Washington señala un cambio más profundo: incluso los aliados se muestran cautelosos ante el control de Estados Unidos sobre Swift.
El monopolio se desmorona
A pesar de esta tendencia, Swift no desaparecerá de la noche a la mañana. Muchas instituciones lo utilizan junto con otras alternativas para maximizar el acceso al mercado. Pero la difusión de nuevos sistemas de mensajería está dando a los países la oportunidad de afirmar su soberanía económica por primera vez.
En 2012 Irán todavía tenía que recurrir al trueque y al contrabando de oro para eludir las sanciones. Hoy en día, puede comerciar con China a través del CIPS y con Rusia a través del SPFS. Con cada nueva plataforma, la prohibición de Swift pierde su efectividad.
La verdadera fuerza de Swift reside en que todo el mundo lo utiliza. Por eso cualquier alternativa lo debilita. En cambio, el CIPS de China carece de antecedentes de sanciones de alto perfil, lo que lo convierte en un refugio más atractivo para los estados que buscan estabilidad financiera.
El control del dólar se está aflojando
La caída de Swift va de la mano del debilitamiento de la influencia del dólar que, a su vez, es consecuencia de la debilidad económica y política de Estados Unidos.
China y Arabia Saudita están explorando el comercio basado en yuanes, un cambio que habría sido impensable en la era del dominio del dólar.
Por supuesto, el dominio estadounidense en la esfera financiera no desaparecerá de la noche a la mañana. Pero el rápido ascenso de los sistemas paralelos de mensajería muestra que las potencias mundiales –tanto adversarios como aliados– están buscando formas de escapar de la órbita financiera de Occidente.
Descubre más desde mpr21
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.