Antes la resistencia palestina contaba con el apoyo de los gobiernos árabes, pero ahora no hay nada de eso. Sólo las organizaciones militantes están echando la carne en el asador. Entre ellas destacan los huthíes que, a primera vista engañan, sobre todo si los oponentes son grandes potencias imperialistas, como Estados Unidos o Reino Unido, que alardean de su fuerza naval.
Pueden parecer muy débiles militarmente, pero no es así. Estados Unidos, Reino Unido, Europa e Israel tienen mucho más que perder, lo cual es básico es un guerra moderna. Lo que cuenta no son las pérdidas propias sino las del adversario. ¿Cuántas bajas es capaz de digerir?
En octubre de 1983 Hezbollah logró matar a 305 soldados de ocupación estadounidenses y franceses. Para el Pentágono fue la mayor pérdida en un solo día desde la batalla de Iwo Jima en 1945.
En 2006 Hezbollah tuvo pérdidas mucho mayores que el ejército israelí, a pesar de lo cual no fue capaz de asumir sus propias bajas, lo que resultó en la retirada de las tropas sionistas de Líbano.
La guerra no la perdió el que tuvo más bajas, sino el que tuvo menos. Fue una derrota estratégica y táctica para Israel.
La ciudad israelí de Haifa está a sólo 32 kilómetros de la frontera libanesa. Es la tercera ciudad más grande de Israel, con una población de alrededor de 300.000 habitantes. Es el segundo puerto más grande de Israel en términos de tonelaje de carga, y la refinería de petróleo de Haifa (la más grande y una de las dos únicas en Israel) procesa más de 66 millones de barriles de petróleo crudo por año, o más de un millón de barriles por semana.
El puerto, y en particular la refinería, serían objetivos principales, y daños significativos, particularmente en la refinería, tendrían graves repercusiones en la economía israelí. Hezbollah puede sobrevivir sin un puerto marítimo, pero Israel no.
En el ataque de las fuerzas navales de Estados Unidos y Reino Unido contra los huthíes han recurrido a incursiones aéreas, así como al lanzamiento de unos 100 misiles de crucero, a un costo de más de un millón de dólares cada uno, con un balance paupérrimo: murieron cinco huthíes.
Estados Unidos y Reino Unido han exacerbado una situación que ya era volátil de por sí. En una guerra no hay nada peor que buscarse nuevos enemigos a cada paso, y desde luego, un ataque fracasa si la situación no mejora la posición del atacante.
Después de los bombardeos estadounidenses y británicos, la Asociación Internacional de Propietarios Independientes de Petroleros (Intertanko), que representa casi el 70 por ciento de todos los petroleros, gasíferos y químicos que participan en el comercio internacional, dijo a sus miembros que se “mantuvieran a una distancia segura” del estrecho de Bab El Mandeb. Los barcos que viajan hacia el sur a través del Canal de Suez debían detenerse en el norte de Yemen.
La importante interrupción del tráfico de petroleros podría tener una influencia alcista en los precios del petróleo, ya que se produce justo después del anuncio de la empresa saudí Aramco de un recorte de 2 dólares por barril a partir de febrero.
Los huthíes no necesitan disparar contra los barcos. La mera amenaza de ataques con misiles ha sido suficiente para perturbar el tráfico marítimo del Mar Rojo y, de rebote, de casi todo el comercio internacional. Es la coalición entre Estados Unidos y Reino Unido la que ha llevado la situación a un nivel muy peligroso que interfiere el transporte marítimo, incluido el tráfico de buques cisterna.