El Banco Nacional Suizo ha anunciado unas pérdidas colosales de 143.000 millones de francos suizos sólo en los primeros nueve meses del año pasado. Son las peores pérdidas en sus 116 años de historia. El récord es cinco veces mayor que el último de 2015 y representa el 18 por cien del PIB suizo.
Otra comparación: las pérdidas equivalen al PIB de un país como Marruecos. Si el Banco no quiebra es porque, como banco central, puede emitir nueva moneda.
El año pasado el Banco obtuvo unos beneficios de 41.000 millones de francos suizos.
La mayor parte de las pérdidas proceden del intento de evitar la apreciación del franco suizo. El importe de las reservas se depreció un 17 por cien a lo largo del año. La ganancia de aproximadamente 400 millones de francos suizos en sus reservas de oro no fue suficiente para compensar el desastre.
El déficit afectará a la credibilidad del Banco como autoridad monetaria y, lo que es peor, significará que no podrá pagar dividendos a la Confederación Helvética y a los cantones, que se enfrentarán a un agujero en su presupuesto. En 2021 les pagó 6.000 millones de francos.
La mayoría de los bancos centrales se enfrentan a un riesgo de pérdidas debido a los cambios en la situación monetaria. Para luchar contra la inflación, han aumentado fuertemente los tipos de interés, por lo que tienen que pagar más dinero por los depósitos.
Por el contrario, sus activos, acumulados durante el periodo de bajos tipos de interés, no rentan. El Banco Nacional Suizo elevó su tipo de interés oficial al 1 por cien ante la inflación del 3 por cien registrada en Suiza en noviembre.