El aislante se ha quedado aislado (el mundo le está jugando una mala mala pasada a Alemania)

El lunes de la semana pasada la web alemana Zuerst publicaba un interesante comentario sobre la visita de la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, a Kiev (*). Su título no podía ser más esclarecedor (“Aislar mundialmente a Rusia y China”) y resume la política del actual gobierno alemán y, especialmente, de Los Verdes: el aislante se ha quedado aislado.

Lo difundimos íntegra y literalmente porque no puede ser más concluyente.

Un año y medio después del inicio de la guerra en Ucrania, los observadores políticos coinciden en que dos de los principales objetivos de la política exterior alemana, formulados por la jefa de la diplomacia verde, Annalena Baerbock, como reacción a la “guerra de agresión rusa”, fracasaron estrepitosamente. No era posible “aislar” a Rusia en la escena política internacional, como ya había formulado Baerbock pocos días después del inicio de la guerra en febrero de 2022, ni “arruinar” la economía rusa. Por el contrario, mientras que se espera que la economía rusa crezca hasta un 1,5 por ciento en 2023, la economía alemana se contraerá al menos entre un 0,3 y un 0,5 por ciento.

Sin embargo, la ministra de Asuntos Exteriores está lejos de aprender las lecciones de esta decepcionante involución. Al contrario, persiste en continuar con su desastrosa política exterior que, durante un año y medio, no ha hecho más que reducir el peso político de Alemania en el mundo y arruinar sus relaciones con muchos socios internacionales.

En un discurso pronunciado estos días en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Berlín ante diplomáticos y representantes de la economía alemana, Baerbock esbozó su programa de política exterior. Sigue apostando por un “desacoplamiento” completo, no sólo de la economía alemana sino también de la economía mundial, de Rusia y China. Estos dos países, que ahora se encuentran entre las principales potencias económicas mundiales, deben quedar aislados en el comercio mundial. Y Baerbock no tiene ninguna duda de que lo conseguiremos.

Al parecer, el Ministro de Asuntos Exteriores de Los Verdes todavía no ha digerido el hecho de que Alemania y Rusia mantienen relaciones económicas estables desde hace décadas, algo que desde hace tiempo es una espina clavada en los círculos transatlánticos. En su discurso en Berlín afirmó seriamente que “seguimos pagando un alto precio por la fatal dependencia del gas y el petróleo rusos en la que se ha involucrado Alemania”.

El objetivo ahora debe ser evitar por completo los productos y materias primas de Rusia y China, manteniendo al mismo tiempo la competitividad. Se trata de no dejar “la organización de un mundo en red y la organización de la globalización” en manos de “la mano supuestamente fuerte de los autócratas” que, en la dicción de los alemanes bienpensantes, significa sobre todo los gobiernos de Moscú y Pekín.

Por ejemplo, Baerbock pretende excluir a China del proceso de creación de valor en la producción de litio. Propone que el proceso de transformación del litio se lleve a cabo en el futuro en Australia y ya no en China, como ocurre actualmente. “Y nos preguntamos: ¿por qué no se ha discutido esto en las últimas décadas?” Quizás porque las relaciones comerciales entre China y Alemania se han desarrollado en el pasado de manera beneficiosa para ambas partes. El Ministro de Asuntos Exteriores de Los Verdes, sin embargo, no está abierto a tales argumentos.

Tampoco ha sido sensible a la ironía a la que ha sido sometida recientemente en Australia. Baerbock no pudo realizar el viaje largamente planeado a mediados de agosto porque el avión del gobierno alemán se averió y tuvo que dar la vuelta sobre el Océano Índico. En su discurso en Berlín, informó de manera completamente indolora de lo que le habían transmitido desde Canberra: “Señora Baerbock, a pesar de que su avión se averió, en Australia la fe en la ingeniería alemana sigue intacta”. El que quiera creerá.

La confianza de Baerbock en la capacidad de Alemania para influir en la economía mundial hasta el punto de lograr aislar completamente a China y Rusia bajo la dirección alemana permanece intacta. Pero luego pierde de vista los hechos. Analistas y economistas de todo el mundo ya no dudan de que la economía alemana, hasta hace poco la más fuerte de Europa y la tercera del mundo, se está hundiendo rápidamente. Causó revuelo el anuncio de que la industria automovilística alemana, que hasta ahora había sido el motor de la economía alemana, produjo en julio casi un 10 por cien menos que el mes anterior. Muchos sectores se preparan para reducir su producción en Alemania y trasladarla al extranjero.

La antigua potencia económica de Europa lleva mucho tiempo en recesión. Alemania ya no tiene el peso necesario para “aislar” a otro país del mundo. Sólo Alemania se está aislando cada vez más con su política de desastre, mientras que Rusia y China trabajan con determinación en la formación de un futuro gran bloque africano-eurasiático y están intensificando las relaciones comerciales con muchos países del sur y del este.

Baerbock es una mujer de convicciones. No hay otra manera de interpretar el hecho de que la principal preocupación de su “política exterior basada en valores” es el choque con Rusia y China y una mayor división del mundo en dos. Baerbock quiere revivir la confrontación este-oeste de la Guerra Fría. No hace falta ser profeta para predecir que la realidad le jugará una mala mala pasada. Al final, no serán Rusia y China quienes sufrirán, sino Alemania.

(*) https://zuerst.de/2023/09/11/zuerst-hintergrund-baerbock-will-russland-und-china-weltweit-isolieren/

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