Durante la descolonización Reino Unido llevó a cabo campañas de propaganda ‘repugnantes’ en África

Durante la descolonización una unidad secreta británica especializada en “trapos sucios” desprestigió al vicepresidente progresista de Kenia, Oginga Odinga, según documentos recientemente desclasificados que publica el periódico The Guardian.

Una unidad secreta del Ministerio de Asuntos Exteriores británico en la década de los sesenta tuvo como objetivo al primer vicepresidente de Kenia, Oginga Odinga, como parte de una campaña de “propaganda repugnante”. Después de que Kenia se independizara de Reino Unido en 1963, Londres percibió al político progresista como una amenaza para sus intereses.

Odinga fue objeto de una campaña de tres años del Departamento de Investigación de la Información (IRD), una unidad clandestina creada originalmente por el gobierno laborista tras la Segunda Guerra Mundial para difundir el anticomunismo. La campaña fue llevada a cabo por la Unidad Editorial Especial (SEU), una “sección de trapos sucios”, que funcionaba de manera secreta dentro del IRD.

Después de que Kenia se liberara de la dominación británica en 1963, Londres consideró que el presidente Jomo Kenyatta era su opción preferida para el país. Sin embargo, parecía temer que el vicepresidente, Odinga, una figura progresista abierta a las relaciones con el bloque soviético y China, pudiera sustituir a Kenyatta. Las unidades de operaciones encubiertas británicas se esforzaron por debilitar a Odinga, aunque los diplomáticos británicos reconocieron que no era comunista.

Los archivos desclasificados detallan cuatro campañas de desprestigio contra Odinga. En septiembre de 1965 el Daily Telegraph informó sobre un panfleto publicado por una organización ficticia llamada Frente Popular de África Oriental, que calificaba al gobierno de Kenyatta de “reaccionario, fascista y deshonesto”, al tiempo que presentaba a Odinga como “un gran dirigente revolucionario” que podría llegar al poder con la ayuda de un nuevo partido socialista.

Se trataba de una sofisticada estratagema propagandística destinada a despertar sospechas contra Odinga haciendo creer que estaba aliado con China. El IRD distribuyó el panfleto a personalidades y a la prensa. La historia causó un gran revuelo en Kenia y convenció a muchos ministros del país de que era auténtico y no una provocación.

Todo esto deja claro que Odinga era visto como la principal amenaza para los intereses británicos y muestra hasta dónde estaban dispuestos a llegar los británicos para desestabilizar a Kenya tras la independencia.

El vicepresidente keniano intuía que se avecinaban problemas y en 1964 acusó a la prensa británica de una “oleada de calumnias y críticas fáciles”, denunciando las alegaciones de sus informes de que estaba conspirando contra Kenyatta.

En otro caso, el SEU creó un folleto de los llamados “Leales Hermanos Africanos”, que fustigaba a Odinga como “una herramienta de los comunistas chinos”. Aunque esa organización nunca existió realmente y fue una mera creación de los propagandistas británicos, durante casi una década este grupo ficticio elaboró 37 folletos en los que afirmaba querer “liberar a África de toda forma de injerencia extranjera”.

En abril de 1964 Kenyatta expresó sus sospechas de que Odinga podría intentar derrocarle, lo que provocó planes de intervención militar británica en caso de golpe. A raíz de esos esfuerzos propagandísticos, se registraron los domicilios de Odinga y de sus partidarios, pero no se encontraron pruebas de que se estuviera planeando un golpe de Estado y el vicepresidente conservó su cargo, al menos por el momento.

En 1966 Odinga dimitió y formó su propio partido progresista, la Unión Popular de Kenia. En 1969 el partido fue prohibido y Odinga fue detenido y encarcelado por el sucesor de Kenyatta, Daniel arap Moi. Sin embargo, el hijo de Odinga, Raila Odinga, se presentó a las siguientes elecciones presidenciales.

“La historia de las operaciones de propaganda británica en Kenia es un recordatorio de que la era del imperio en decadencia no tiene tanto que ver con la pompa como con el engaño, la desinformación y los trucos sucios”, declaró el profesor Scott Lucas, especialista en política exterior británica de la Universidad de Birmingham.

En mayo, The Guardian reveló que desde la década de los cincuenta hasta la de los setenta, Londres trató de abrir una brecha entre Moscú, Pekín, el mundo árabe y África mediante la desinformación, con el fin de socavar su influencia mundial.

Los documentos desclasificados el año pasado muestran que la campaña de propaganda británica desempeñó un papel en la masacre de comunistas en Indonesia en la década de los sesenta. Aunque la unidad de propaganda se disolvió oficialmente en 1977, esfuerzos similares se prolongan hasta el día de hoy.

(*) http://www.theguardian.com/world/2022/aug/06/revealed-uk-ran-cold-war-dirty-tricks-campaign-to-smear-kenyas-first-vice-president-oginga-odinga

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