En los últimos meses miles de trabajadores británicos han tenido que aceptar recortes en sus condiciones laborales bajo la amenaza de perder sus puestos de trabajo debido a la aguda recesión económica que vive Gran Bretaña como consecuencia de la crisis económica.
Cientos de empresas, de todos los tamaños y de todos los sectores, han propuesto a sus trabajadores bajadas de salarios, reducciones de beneficios (vacaciones o bonos) y otros recortes a cambio de mantenerlos en sus puestos y no lanzarlos a las filas del creciente paro.
La tasa de desempleo entre junio y septiembre llegó a 4,8 por ciento, lo cual equivale a 1,7 millones de trabajadores. Sin embargo, el Banco de Inglaterra cree que llegará hasta 7,7 por ciento a mediados del año que viene.
Hay empresas que han despedido a buena parte de la plantilla y luego han ofrecido a una parte de ella regresar, pero en peores condiciones. El caso más emblemático ha sido el de la aerolínea British Airways, que junto a Iberia y Vueling forma parte del grupo IAG, la cual en abril pasado anunció que prescindiría de 12.000 de sus 42.000 trabajadores, aunque semanas después reveló que a una parte de los afectados les ofrecería la posibilidad de recuperar sus puestos, pero con unos ingresos hasta un 70 por ciento inferiores.
La práctica fue emulada por el fabricante de coches y motores de aviones Rolls Royce, que anunció en junio que haría lo mismo con la mitad de los 1.400 trabajadores que tenía en su planta en la localidad escocesa de Inchinnan. La empresa de gas Centrica, propiedad de British Gas, hizo lo propio días después con 20.000 de sus 27.000 trabajadores.
En junio el diputado nacionalista escocés Gavin Newlands presentó un proyecto de ley para ilegalizar la recontratación de trabajadores. Pero mientras en el Parlamento se debate el asunto, otras empresas han continuado con la práctica y por ello los sindicatos ya preparan acciones de protesta.
Hoy y los días 14, 17 y 18 de este mes los trabajadores de Heathrow, el principal aeropuerto londinense, irán a la huelga en rechazo a los planes de la administradora de la terminal de forzar a 4.000 de sus colegas a aceptar nuevos contratos, con salarios un 20 por ciento inferiores, so pena de echarlos. “El aeropuerto está usando la pandemia como cortina de humo para desmejorar a los trabajadores permanentemente”, denunció el sindicalista Wayne King.