En Estados Unidos el gasto público excesivo ha institucionalizado déficits anuales de billones de dólares. Esos déficits han elevado las tasas de interés y han dejado a los mercados del Tesoro al borde del colapso. Japón está ahora a punto de vender 400.000 millones de dólares de deuda estadounidense a un precio de saldo. Eso podría quebrar el mercado del Tesoro y devastar las finanzas de los estadounidenses.
La repentina necesidad de efectivo de Japón proviene del Fondo Público de Inversión en Pensiones, que posee las reservas de la seguridad social de casi todos los trabajadores japoneses. Para apoyar la caída del yen, el gobierno pretende vender activos estadounidenses y comprar activos japoneses.
Las cantidades no son despreciables. El fondo asciende a más de 1,5 billones de dólares, de los cuales 400.000 en bonos del Tesoro americano. Esta conversión de activos denominados en dólares a activos denominados en yenes implica que se debe vender en el mercado una cantidad de letras del Tesoro equivalente aproximadamente al 20 por cien de la deuda neta anual de Estados Unidos.
Un aumento del 20 por cien en la oferta de bonos del Tesoro es enorme cuando los rendimientos ya rondan el 5 por cien y están a punto de aumentar. Los rendimientos más altos aumentan la cantidad de intereses a pagar para saldar la deuda de 35 billones de dólares.
El mes pasado el Tesoro gastó una cifra récord de 140.000 millones de dólares en intereses para mantener su programa de pagos de deuda. Eso representa más de las tres cuartas partes de los ingresos del impuesto sobre la renta recaudados en junio.
Si Japón comienza a deshacerse de sus bonos del Tesoro estadounidense, el problema empeorará. La mayor oferta de bonos del Tesoro haría más difícil para el gobierno estadounidense vender otros nuevos y financiar el enorme déficit presupuestario. La única forma de aumentar la venta de bonos del Tesoro sería ofrecer tipos de interés más altos, lo que haría que los intereses de la deuda aumentaran aún más rápido, hasta 2 billones de dólares al año, e incluso más.
Muchos países, como Rusia, ya han vendido todos sus bonos del Tesoro. China, el segundo tenedor extranjero de deuda estadounidense, las está vendiendo en masa, después de haber vendido un tercio de ellas en los últimos cinco años.
Si el mayor tenedor, Japón, realizara una venta de liquidación en este contexto, equivaldría a un toque de atención al Tesoro de Estados Unidos, en el momento en que los bancos japoneses piden que pague más o cortan el suministro.
El mundo ha perdido la confianza en la capacidad del gobierno de Washington para pagar sus deudas y ya no ven al dólar como un activo seguro. En sólo tres años y medio, el dólar ha perdido una quinta parte de su valor, acabando con billones de dólares de riqueza para los tenedores de bonos de todo el mundo.
Es este impago por la puerta trasera lo que explica que algunos bancos japoneses hayan comenzado a liquidar sus tenencias de bonos del Tesoro, incluido el quinto banco más grande del país, Norinchukin, que vendió 63.000 millones de dólares en bonos del Tesoro.
El Japan Post Bank, aún más grande, tiene más de 550.000 millones de dólares, principalmente en bonos estadounidenses, que también podrían subastarse pronto.
La venta no termina ahí. Dado que el Fondo de Inversión en Pensiones del Gobierno japonés influye en todos los demás fondos de pensiones del país, otros 800.000 millones de dólares en activos estadounidenses también podrían estar buscando un nuevo hogar financiero.
Con casi todos los compradores de títulos del Tesoro vendiendo, incluida la Reserva Federal, el gobierno estadounidense está asumiendo cada vez más deuda para cubrir déficits cada vez mayores. Los mercados financieros se enfrentan a tasas de interés al alza y a una fuga masiva de liquidez.
Si el Tesoro se ve obligado a aumentar sus rendimientos, la situación se deteriorará rápidamente. Recordaremos con cariño los tipos hipotecarios del 8 por cien y las limitadas quiebras bancarias de la primavera del año pasado, porque las cosas serán mucho peores.
Por supuesto, el gobierno podría evitar este colapso recortando el gasto y emprendiendo un camino hacia la sostenibilidad fiscal. Después de todo, los ajustes de margen no se producen si los inversores creen que sus inversiones siguen siendo valiosas.
Lamentablemente, no hay señales de responsabilidad fiscal dentro del gobierno estadounidense.
—https://www.washingtontimes.com/news/2024/jul/24/will-japanese-fire-sale-crash-us-debt/