Ayer cientos de manifestantes asaltaron el Congreso de Guatemala y le prendieron fuego en protesta por la aprobación de los presupuestos para el año que viene. También destruyeron una parte de las oficinas y las instalaciones de los diputados.
Los manifestantes, en su mayoría encapuchados, acudieron armados con piedras, palos y bates. Rompieron la puerta de acceso al Parlamento y también las ventanas, lanzando antorchas en el interior.
El asalto al Congreso tuvo lugar en medio de una manifestación masiva convocada por decenas de colectivos sociales contra del gobierno del presidente Alejandro Giammattei, tras la aprobación el pasado miércoles de los presupuestos para el año que viene.
Son los más grandes en la historia del país centroamericano y se aprobaron de madrugada y “a ciegas”, sin que los 160 diputados tuvieran acceso a los mismos. Van a generar un endeudamiento gigantesco, a pesar de lo cual recortan las dotaciones para educación, sanidad y programas sociales, especialmente contra la pobreza y la desnutrición infantil, que afecta a casi la mitad de los niños menores de cinco años.
En medio del incendio, los manifestantes fueron desalojados por la policía mediante el lanzamiento de bombas lacrimógenas. Luego los bomberos lograron apagar el incendio, aunque una parte importante de la sede parlamentaria fue consumida por las llamas.
Los diputados no se encontraban en el hemiciclo en aquel momento y no se han divulgado datos sobre heridos o fallecidos dentro del Congreso, ubicado en el centro de la Ciudad de Guatemala. No obstante, la Cruz Roja tuvo que atender a varias personas por intoxicación.
El presidente guatemalteco reaccionó a las manifestaciones mediante un mensaje en sus redes sociales, en el que indicó que “se tiene el derecho de manifestar conforme la ley” pero “tampoco podremos permitir que se vandalice con la propiedad pública o privada”.
El viernes por la noche, después de que Giammattei avalara nuevamente el presupuesto, su vicepresidente, Guillermo Castillo, aseguró en rueda de prensa que el país no se encuentra bien e instó a Giammattei a dimitir para “oxigenar” a la nación centroamericana.
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