En la Conferencia de Seguridad de Munich el jefe de la diplomacia china, Wang Yi, ha lanzado un violento ataque contra Washington. Ha denunciado su proteccionismo económico en materia de semiconductores. El reto para Washington es mantener su hegemonía y limitar los avances chinos en este campo introduciendo nuevas normas internacionales para limitar las exportaciones de chips a China.
A pesar de las promesas de Estados Unidos y China de mejorar las relaciones bilaterales en la cumbre del G20 celebrada en Indonesia en noviembre, las tensiones entre las dos superpotencias siguen siendo elevadas. Wang Yi arremetió violentamente contra Washington, recalcando ayer que las restricciones estadounidenses a las exportaciones de semiconductores fabricados por empresas chinas eran proteccionismo al 100 por cien. Estas restricciones son “100% egoístas y 100% unilaterales”.
“Estados Unidos utiliza todos sus medios para reprimir y insultar a China y anima a otros países a hacer lo mismo”, afirmó. “No tememos la competencia, pero queremos una competencia justa y basada en normas. Estados Unidos no lo está haciendo”, afirmó Wang Yi.
En nombre de la “seguridad nacional”, en octubre Estados Unidos anunció nuevos controles a la exportación destinados a limitar la capacidad de Pekín para comprar y fabricar chips de alta gama con el pretexto de que se utilizan en aplicaciones militares. Pero la política de Washington es dificultar a Pekín el desarrollo de su propia industria de semiconductores.
Los semiconductores son objeto de una encarnizada batalla. Estados Unidos quiere preservar su dominio tecnológico y acusa regularmente a China de espionaje industrial y amenazas a su seguridad nacional, al igual que sus aliados. Por ejemplo, la empresa holandesa ASML, actor clave en la construcción mundial de microprocesadores, anunció recientemente que estaba investigando la apropiación indebida por un antiguo empleado del grupo en China de información confidencial relativa a una tecnología patentada. “Estamos investigando el asunto. Basándonos en nuestras conclusiones iniciales, no creemos que la apropiación indebida sea importante para nuestro negocio”, declaró. ASML es el único fabricante que construye máquinas EUV (Ultravioleta Extremo) del tamaño de un autobús, con las que se fabrican los chips más avanzados.
ASML se encuentra en plena ofensiva de Washington, que pide a Holanda y Japón que se sumen a sus restricciones a la exportación a China. Estos últimos figuran en un acuerdo multilateral firmado por unos 40 países, entre ellos Estados Unidos y Países Bajos, que regula el control de las exportaciones de tecnologías de doble uso civil y militar. Washington, La Haya y Tokio han llegado a un acuerdo para aplicar nuevas normas que endurezcan las restricciones a la exportación a China. Los gobiernos tardarán varios meses en redactarlas y promulgarlas.
A mediados de diciembre, el gobierno estadounidense anunció que añadía 36 empresas chinas, principalmente fabricantes de semiconductores, a su lista negra que les exige obtener una aprobación para poder utilizar tecnología estadounidense en sus productos. Se trata de los principales fabricantes chinos, Yangzte Memory Technologies (YMTC), así como su filial japonesa, y Hefei Core Storage Electronic Limited.
Las empresas incluidas en esta lista deben obtener autorización para beneficiarse de transferencias de tecnología o exportar productos específicos de Estados Unidos o de sus empresas.
Para Washington se trata de limitar “los esfuerzos [de China] para obtener y explotar tecnologías avanzadas, incluida la inteligencia artificial, en la mejora de sus capacidades militares y la violación de los derechos humanos”, justificó el Departamento de Comercio en un comunicado.
China anunció en diciembre que iba a denunciar a Washington ante la Organización Mundial del Comercio por sus restricciones. El Ministerio de Comercio chino acusó en diciembre a Estados Unidos de “obstruir el comercio internacional normal de mercancías, incluidos los chips, y amenazar la estabilidad de la cadena de suministro industrial mundial”. Por ejemplo, el gigante estadounidense Apple se planteó durante un tiempo integrar chips fabricados por YMTC en sus iPhones vendidos en China, antes de dar marcha atrás en esta decisión a mediados de octubre.
Para Pekín se trata de una nueva limitación de las posibilidades de importación de productos tecnológicos de Estados Unidos, tras los controles impuestos a los chips de gama alta por las autoridades americanas en octubre. Para los estadounidenses, las normas de la OMC no se aplican cuando está en juego la seguridad nacional. Pocos días antes de esta decisión, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ya había incluido a 13 empresas chinas en su lista negra, entre ellas DJI, empresa de cabecera en el mercado de drones.