La guerra de 12 días contra Irán en junio le costó cara a Israel. El lanzamiento de cientos de misiles iraníes y aviones no tripulados paralizaron su economía, causando daños o la destrucción total de numerosos edificios. Los habitantes tuvieron que hacer viajes de ida y vuelta a los refugios. La mayoría de las empresas suspendieron las operaciones. Cientos de miles de reservistas dejaron sus trabajos para ponerse los uniformes, lo que provocó escasez de mano de obra.
Para completar el panorama, el cierre prolongado del espacio aéreo provocó un aislamiento casi total del país. Las consecuencias de la parálisis no tardaron en llegar: el PIB cayó un 3,5 por cien en el segundo trimestre, al igual que el consumo de los hogares, acompañado de una caída de la inversión (-12 por cien) y las exportaciones (-7 por cien). El derrumbe fue aún más pronunciado en sectores totalmente paralizados como la construcción y el turismo.
Desde el comienzo de la guerra en la Franja de Gaza hace casi dos años, el PIB había disminuido sólo en el último trimestre de 2023, cuando comenzó la guerra más larga en la historia de Israel. La onda de choque fue tal que en ese momento había desplomado un 21 por cien. Posteriormente, a pesar de los prolongados combates en Gaza y Líbano contra Hezbolah, que causaron un aumento de los gastos relacionados con la defensa, se detuvo la caída.
Sin embargo, hasta ahora Israel ha tenido que pagar una enorme factura de 88.700 millones de dólares para defenderse y financiar sus agresiones, aunque ha resistido gracias al apoyo de las potencias occidentales. El año pasado el crecimiento fue del 1 por cien, lejos de los resultados previos a la guerra, cuando alcanzó un máximo del 6,3 por cien en 2022.
Para la segunda mitad de este año el escenario es de una ligera recuperación. Casi no hay riesgo de que la economía israelí entre en recesión. La alta tecnología, especialmente la ciberseguridad, pero también la defensa, se exportan muy bien bien en estos tiempo. Llueven los pedidos para la represión, así como para los sistemas de defensa aérea, utilizando el argumento de que este equipo ha demostrado su valía en tierra, con, según el ejército, el 87 por ciento de los misiles iraníes interceptados.
Sin embargo, el gabinete de guerra israelí acaba de dar el visto bueno a la ocupación total de la ciudad de Gaza, cuyo millón de habitantes tendrá que ser desplazada en dos meses.
La ofensiva volverá a pesar mucho en las cuentas, debido, en parte, a la removilización de decenas de miles de reservistas y al gasto en armas y municiones. Según el Ministerio de Hacienda, la incorporación para esta operación podría alcanzar decenas de miles de millones de dólares.
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