4 agencias de noticias controlan la información que se genera en todo el mundo

Salvo para los profesionales, raramente las agencias de noticias están en el punto de mira, pero en todo el mundo ellas son las primeras y más importantes fuentes de noticias.

Hay que entender que ambas cosas son importantes. No solamente la posibilidad de llegar hasta los medios de comunicación más recónditos (prensa, radio, televisión, internet) que beben de estas fuentes, sino también ser los primeros en saber para ser los primeros en “informar”.

Es una redundancia poner de manifiesto que bajo el capital monopolista, las agencias de noticias son otra cosa que empresas monopolistas y cuatro de ellas acaparan la mayor parte de la comunicación que se genera en el mercado de la información. Se trata de las siguientes:

  1. La Associated Press de Estados Unidos, que cuenta con 4.000 periodistas repartidos por todo el orbe, aunque todo se dirige desde Nueva York. Sus noticias llegan a 12.000 medios, lo que supone la mitad de la población mundial

  2. La agencia France Press, que es casi pública, tiene su sede en París y emplea un número parecido de periodistas. Cada día esta agencia envía 3.000 noticias y 2.500 fotos a medios de todo el mundo.

  3. La agencia Reuters es británca y de capital privado, empleando a más de 3.000 trabajadores. En 2008 fue adquirida por el canadiense Thompson, una de las 25 personas más ricas del mundo, que ha trasladado la agencia de Londres a Nueva York.

  4. La agencia de prensa alemana DPA emplea a unas mil personas en unos 100 países distintos. Es una agencia que posee editoriales en la prensa alemana y cadenas de radio. Desde 2010 su redacción es la de Axel Springer en Berlín y colabora estrechamente con la Associated Press americana.

Como es obvio, además de formar una red monopolista, estas empresas forman parte del sistema de dominación imperialista, es decir, que no informan desde el Tercer Mundo sino desde Nueva York, Londres, París y Berlín. Allí deciden lo que es noticia y lo que no lo es. En el primer caso deciden también cómo se presenta la noticia, en qué términos. Por ejemplo, califican de “rebeldes” a los que tienen ocupada una parte de Alepo y de “régimen” al gobierno de Cuba.

No es ninguna casualidad que ese tipo de tratamiento sea uniforme, es decir, que a pesar de que hay cuatro grandes monopolios informativos, todos ellos utilicen las mismas expresiones, que no tienen nada ni de neutral ni de casual, ya que son decisiones muy meditadas que se corrigen a los periodistas que redactan las primeras versiones de las noticias.

En la comunicación el tamaño sí es importante. Si una noticia aparece en primera plana es porque el acontecimiento es de relieve. Si un telediario dedica varios minutos a una noticia, amplifica su dimensión. Si repite la noticia durante varios días, atrae la atención de mucha gente y de otros otros medios. Si luego, además, organiza una tertulia o un debate sobre ello, magnifica el asunto.

Por el contrario, lo que no se divulga no existe y lo que se divulga poco es poco importante. En España los medios (y especialmente La Sexta) lograron que durante meses todo el mundo hablara de Podemos antes incluso de presentarse a las elecciones. El “tamaño” de Podemos no procedía de una votación previa; la votación procedió del tamaño que la prensa le dio a Podemos.

Hay manifestaciones que los medios han decidido que no existen con la excusa de que la participación es ínfima. Sin embargo, hay minutos se silencio a la puerta de los ayuntamientos que están en la portada de los telediarios con apenas una docena de políticos y funcionarios.

Veamos un acontecimiento que el lector ignora casi con toda seguridad: en julio de este año la Iglesia ortodoxa rusa convocó una marcha a Kiev para pedir al gobierno ucraniano la paz en el Donbás. En ella participaron 100.000 personas como mínimo, según los pesimistas, y un millón de personas como máximo, según los optimistas. La marcha tuvo escalas en Berlín y en Moscú, agrupando a gente de muchos rincones de Europa central que se concentraron en un campamento nocturno en el centro de Kiev, absolutamente abarrotado.

En un magnífico reportaje de varios días, la cadena de televisión alternativa alemana Klagemauer TV retransmitió en directo la marcha, mientras que aquí no hemos tenido niguna noticia sobre ello. Cuando a alguien se le ocurrió pedir explicaciones a una cadena de televisión suiza sobre los motivos por los cuales no había prestado la más mínima atención a dicha marcha, la respuesta fue que ninguna agencia de prensa había informado tampoco de ello. Nadie les envió imágenes y, según su corresponsal en Kiev, el asunto no tuvo tanta importancia.

¿Para quién no tuvo importancia?

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