Babchenko, el ‘periodista’ farsante |
Al día siguiente reconocen que todo era una patraña. Babchenko estaba vivo, dio una rueda de prensa, pero la conclusión es la misma: Rusia es culpable, aunque no saben explicar de qué es culpable. ¿De asesinato?, ¿del montaje que ellos orquestaron?
Es el estilo fascista de los años treinta; no se puede ser más zafio. No sólo el gobierno de Kiev, sino el propio Banchhenko, un “periodista” sin escrúpulos que ha demostrado que no le importa engañar a todo el mundo, incluida su mujer, su familia y sus amigos, a los que les dio un susto descomunal.
Se trató de una operación encubierta del SBU (el Servicio de Seguridad ucraniano) que justifican diciendo que trataban de capturar a un ciudadano ucraniano, un fantasmal “Mister G.”, naturalmente reclutado por Rusia para realizar “acciones terroristas” en Ucrania.
Pero lo único cierto es que no han capturado al tal “Mister G.”, por lo que el montaje se enrosca sobre sí mismo. A quien han detenido, dicen los espìas de pega, es al autor del “asesinato”, lo cual es una imbecilidad porque si no hay tal asesinato, ¿de qué le acusan?
En la rueda de prensa el propio Babchenko siguió con la pantomima hasta el final, admitiendo que es un soplón del espionaje ucraniano y que se había prestado al ridículo juego.
Unos (espías) y otros (periodista) entraron en flagrante contradicción cuando dijeron, por un lado, que su mujer conocía la comedia, mientras que el otro le pedía perdón: “Olga, lo siento”. Ni siquiera se preocupan por hacer un relato coherente…
Para dar más sabor al asunto, el agente contratado (por los rusos) para cometer el “crimen” a cambio de 30.000 dólares formaba parte del guión bufonesco: era un agente encubierto que grabó toda la transacción.
Babchenko asegura que se refugió en Kiev a principios del año pasado tras recibir amenazas contra él y su familia, aunque en sus palabras nadie es capaz de distinguir la verdad de la farsa. El primer ministro de Ucrania, Vladímir Groisman, acusó a Moscú de estar detrás del crimen, al señalar que “la máquina del totalitarismo ruso no le perdonó su honestidad y principios”.
¿Qué entiende el gobierno ucraniano por “honestidad” y “principios”?
El periodista es un antiguo militar profesional que combatió en las dos campañas de Chechenia reconvertido a intoxicador profesional. Trabajó primero en el diario Moskovski Komsomolets y luego para una de las peores cloacas de la prensa rusa, Novaya Gazeta, la que inventó el caso de la persecución de los gays en Chechenia.
El carácter repugnante de Babchenko se puso de manifiesto cuando afirmó que no lamentaba la muerte de los 92 ocupantes del avión que se estrelló en 2016 cuando volaba hacia Siria con los integrantes del Ejército ruso a bordo.
También dijo que regresaría a Rusia a lomos de un tanque.