En el país de los ciegos ‘El Tuerto’ es el rey

Mojtar Belmojtar, alias “El Tuerto”
El jueves Al-Morabitun calificó al argelino Mojtar Belmojtar, alias “El Tuerto”, como jefe de Al-Qaeda en África del oeste, que podría convertirse en el nuevo nombre de la organización yihadista en la región del Sáhara. En el país de los ciegos ‘El Tuerto’ es el rey.

Los yihadistas, como Belmojtar, no nacen. Él mismo confesó en 2006 en una conversación con el semanario salafista Majallat Al-Jamaa que de joven apenas conocía el Corán. Los yihadistas se hacen o, mejor dicho, los hacen. Son un producto de fabricación imperialista. Como la mayor parte de ellos, con 43 años Belmojtar es un veterano de la guerra de Afganistán, donde ganó sus galones luchando contra el ejército soviético a las órdenes de la CIA. Allí, siendo apenas un adolescente, perdió un ojo tras la salida de los soviéticos del país como consecuencia del estallido de un obús, ganándose el apodo de “Laauar”, El Tuerto.

Los takfiristas como Belmojtar han crecido en cada uno de los países que desde 1979 el imperialismo ha dejado devastados. No han conocido otro paisaje que las ruinas. Por eso las regiones de yihadistán, como el Sáhara, son más que un califato; son un nuevo concepto de Estado, construido a imagen y semejanza del imperialismo.

Belmojtar viaja con la guerra y la muerte como único equipaje. De Afganistán pasó a Argelia, a Mauritania, a Mali… A comienzos de 2013 tuvo que huir del Sahel cuando los franceses lo invadieron en la Operación Serval. Se refugió en el sudeste libio, en la zona de Sebha, Ubari y Murzuq, donde vive con su familia y los hombres de su katiba, miembros del Pacto de Sangre.

Como en otros países, tras llegar a Libia, Belmojtar se ha casado con una mujer de la región para ganarse al apoyo de la población local. El periodista mauritano Lemin Uld M. Salem le llama el “Bin Laden del Sáhara”. Por su parte, el espionaje imperialista le califica como “Mister Marlboro” porque aseguran -falsamente- que se financia con el contrabando de tabaco.

Según fuentes de la inteligencia occidental, Belmojtar contaría con unos 1.000 fieles; según los nigerianos apenas la décima parte de esa cifra. Casi todos sus lugartenientes han caído combatiendo en diversos frentes: Hacen Uld Jalil (alias Juleibib), Omar Uld Hamaha (“Barbarroja”) y, finalmente, su tío Ahmed Al-Tilemsi, que murió en el mes de diciembre en el norte de Mali.

En enero Al-Morabitun apoyó públicamente los atentados de París contra Charlie Hebdo. Pero no es un medio de propaganda precisamente. Ha llevado a cabo acciones de envegadura contra las tropas francesas y los cascos azules por toda la región del Sahel. En mayo de 2013 perpetraron un doble atentado en las ciudades nigerianas de Arlit y Agadez, cuatro meses después del ataque a la central de gas de In Amenas, en Argelia.

El yihadista nació en 1972 en Ghardaia, una localidad árabo-bereber del centro de Argelia, a donde regresó con treinta años para crear en su ciudad natal uno de los primeros movimientos islamistas de aquella época: la Brigada del Mártir. Muy pronto, con 21 años, se impone a la dirección del GIA (Grupo Islámico Armado) con una acción espectacular en un pantano, donde asesinó a 13 policías.

Dos años después su grupo asesina a cinco cooperantes extranjeros cerca de Ghardaia y el GIA convierte a la Brigada del Mártir en un califato, un estado teocrático cuyas fronteras son exclusivamente religiosas. Esto convierte a Belmojtar en un precursor. Entonces aún no existía el Califato Islámico y Al-Qaeda era aún una organización en fase de gestación.

Entonces Bin Laden estaba refugiado en Sudán y poco después el GIA se convierte en el GSPC, el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate. En 2001 Bin Laden envía a Argelia a Abu Mohamed Al-Yamani como emisario para que se entreviste con Belmojtar y cuatro años después el GSPC se convierte en la filial de Al-Qaeda en el norte de África, uos dominios que alcanzan hasta Níger, donde los takfiristas se apoderan del mazizo de Air. Por el emirato del Sáhara no puede pasar ni el rally París-Dakar, una prueba que tiene que abandonar su recorrido tradicional.

Cuando los imperialistas franceses invaden Mali, Belmojtar se establece junto a ellos, en la región de Lerneb, a 180 kilómetros al oeste de Tomboctú. Fiel a su estilo, se casa con una mujer de la zona para ganarse el apoyo y la protección de la población local. Es el corazón de AQMI, las siglas Al-Qaeda del Magreb Islámico, que se hacen famosas por los secuestros y los rescates de extranjeros. También realizan acciones como el ataque al cuartel militar de Lemgheity, en Mauritania, donde matan a 17 militares.

A pesar de la militarización creciente del Sáhara, nadie lleva a cabo ninguna acción para capturarle o neutralizarle. En 2005 los imperialistas estadounidenses le tienen localizado, pero no hacen nada, a pesar de que oficialmente le consideran como un objetivo prioritario. Transmiten la información a los mauritanos, cuyo operativo fracasa.

También en el norte de África y el Magreb, el takfirismo es parte de la política imperialista y la expansión del emirato no tiene límites. En 2012 dominan todo el norte de Mali. Uno de sus lugartenientes, Hamada Uld Mohamed Jeiru, funda el Muyao (Movimiento por la Unidad de la Yihad en África del Oeste), que logra capturar Gao. No obstante, la unidad es muy frágil, aparecen desavenencias con AQMI y en 2012 aparece otro nuevo grupo, el Pacto de Sangre y al año siguiente otro más: Al-Morabitun.

Cambian las organizaciones pero no cambia el jefe, apodado “El Tuerto”, que no es un dirigente espiritual como Al-Bagdadi, sino un comandante militar experimentado. Sus dominios alcanzan todo el noroeste de África.

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