“Es una tragedia humanitaria excepcional la que está golpeando el noroeste de Siria. Decenas de miles de personas, en su mayoría mujeres y niños, han vuelto a huir de sus pueblos y aldeas en los últimos días para dirigirse al norte y escapar así de los bombardeos rusos y del avance de las tropas sirias hacia el oeste”, asegura Viento Sur en un artículo (1).
En otro no menos absurdo lamenta la “despiadada masacre del régimen en Idlib” (2) porque cada vez que “el régimen” se dispone a aplastar a los yihadistas y a sus amos imperialistas, Viento Sur se echa a llorar.
Durante los años que Idlib estuvo en poder de los yihadistas no parece que se cometieran masacres o, al menos, Viento Sur no dijo nada. Las masacres comienzan con la llegada del “régimen” y a los plumíferos trotskistas se les ve el plumero.
Viento Sur no es nada diferentes de los demás altavoces del imperialismo; sólo le da su toque personal, “izquierdoso” e hipócrita. Por ejemplo, Viento Sur no dice nada diferente de Associated Press, un típico portavoz del Pentágono que justifica la agresión contra Siria.
Pero Viento Sur no tiene corresponsales ni fotógrafos en Idlib. ¿De dónde saca sus historias? De los yihadistas que han permanecido en la provincia. Por eso durante ocho años ninguna de sus informaciones explica la plácida dominación terrorista sobre sus habitantes.
Pero hay otro tipo de fuentes: las que están en la nómina del gobierno británico desde 2012, un aspecto de la guerra, la guerra sicológica contra Siria, del que ya hemos hablado aquí varias veces y que nunca ha sido mencionado ni por Viento Sur, ni por Associated Press; como si no existiera. Se callan porque ambos forman parte de la misma, uno (Associated Press) en su versión reaccionaria, y el otro, Viento Sur, en la seudoizquierdista.
“Varios documentos filtrados consultados por Middle East Eye muestran que la historia de la propaganda comenzó en 2012 y se aceleró al año siguiente, poco después de que el Parlamento británico se negara a autorizar la acción militar británica en Siria. Utilizando fondos británicos, estadounidenses y canadienses, los contratistas del gobierno británico establecieron oficinas en Estambul y Ammán, donde contrataron a miembros de la diáspora siria, que a su vez contrataron a periodistas ciudadanos sirios […] En 2015, Free Syria, Syrian Identity and Undermine se financiaron con libras esterlinas y dólares canadienses, y se gastaron el equivalente a unas 410.000 libras al mes” (3).
Se llama escribir al dictado. Como buenas marionetas las fuentes han sido contratadas y adiestradas por el gobierno británico y tienen nombres y apellidos que aparecen en los propios reportajes. El director de esta orquesta mediática es el MI6, la inteligencia militar británica.
“Unas nueve empresas fueron invitadas a licitar por los contratos. Incluyeron una serie de empresas creadas por ex diplomáticos británicos, oficiales de inteligencia y oficiales del ejército. Aunque los contratos fueron adjudicados por el Ministerio de Relaciones Exteriores británico, fueron gestionados por el Ministerio de Defensa británico y, a veces, por oficiales de la inteligencia militar. Estas empresas establecieron oficinas en Ammán, Estambul y, durante un tiempo, en Reyhanli, en el sudeste de Turquía. A partir de ahí, emplearon a sirios que a su vez contrataban a periodistas ciudadanos sirios, que creían trabajar para las oficinas de los medios de comunicación de los grupos de oposición sirios”, añade Middle East Eye.
El espionaje británico también contrató a periodistas para escribir artículos de propaganda sobre “los rebeldes sirios” y, naturalmente, el gobierno organizó y dirigió a los portavoces de la famosa “oposición moderada”:
“Documentos filtrados consultados por Middle East Eye muestran que el gobierno británico adjudicó contratos a empresas de comunicación, que seleccionaron y capacitaron a portavoces de la oposición, dirigieron oficinas de prensa que funcionaban las 24 horas del día y crearon cuentas de la oposición en las redes sociales. Se informó al personal británico que dirigía esas oficinas de que los empleados sirios podían hablar con periodistas británicos -como portavoces de la oposición siria-, pero sólo después de recibir el permiso de los funcionarios del consulado británico en Estambul. Una de las responsabilidades de las oficinas de noticias creadas en secreto por el gobierno británico en virtud de esos contratos era mantener una red eficaz de corresponsales autónomos en Siria para informar sobre las actividades de la MAO”, que es como llaman a la “oposición armada moderada”.
De este modo, entre bastidores, el gobierno británico podía influir en las conversaciones que los medios de comunicación británicos mantenían con individuos que se hacían pasar por representantes de “la oposición siria”.
No sólo los medios británicos recurrían a este tipo de sujetos. Todo el movimiento de “oposición civil” era, como los Cascos Blancos, un frente bien organizado y pagado del gobierno británico. Pero cuando Turquía intensificó su protagonismo en Siria, la operación de desinformación británica comenzó a apagarse:
“El entusiasmo del gobierno británico por gran parte del trabajo parece haber comenzado a disminuir cuando se hizo cada vez más evidente que el gobierno de Assad y sus aliados rusos e iraníes estaban ganando la guerra civil, y la financiación de los contratos comenzó a agotarse. A principios de 2019, la Policía Siria Libre, una organización respaldada por los británicos, cesó finalmente sus operaciones tras la toma de la provincia de Idlib por parte de Al-Qaeda a principios de 2019, para gran disgusto de los civiles y los activistas de la sociedad civil. Según se informa, el Gobierno turco también se volvió menos tolerante con las iniciativas de propaganda coordinadas desde su territorio. Un hombre de negocios británico fue expulsado después de que las autoridades turcas descubrieran que había entrado en el país con un visado de turista”.
El hecho de que el gobierno turco se haya vuelto menos tolerante con la operación británica de intoxicación quizá pueda explicar la muerte el año pasado de James Le Mesurier, el espía británico que dirigía el grupo de propaganda de los Cascos Blancos desde Estambul.
(1) https://vientosur.info/spip.php?article15635
(2) https://vientosur.info/spip.php?article15597
(3) https://www.middleeasteye.net/news/revealed-british-government-covert-propaganda-campaign-syria
Más información:
— Los imperialistas británicos crearon una agencia de prensa para la guerra sicológica contra Siria
— El espionaje británico supervisa la contratación de los periodistas de la BBC
— ‘Dejé los servicios secretos británicos cuando el MI6 decidió financiar a Osama Bin Laden’
— Los Cascos Blancos están dirigidos por espías británicos
— El MI6 acelera los planes de evacuación de los peones que aún mantiene en Idlib para evitar su captura
— Otro yihadista británico que trabaja para su gobierno
— El gobierno de Londres confiesa su apoyo a los yihadistas libios
— Espías y periodistas: se le atrapa antes al mentiroso que al cojo
— Los Cascos Blancos están dirigidos por espías británicos
— Las operaciones secretas del espionaje británico para apoyar a los terroristas sirios durante la guerra (1)
— Las operaciones secretas del espionaje británico para apoyar a los terroristas sirios durante la guerra (2)
— Las operaciones secretas del espionaje británico para apoyar a los terroristas sirios durante la guerra (3)
— Las operaciones secretas del espionaje británico para apoyar a los terroristas sirios durante la guerra (y 4)