La independencia política ha resultado parecida a la abolición de la esclavitud: mucho ruido y pocas nueces. Los países denunciados por Vox Africa son 12 del África francófona más Guinea Bissau, la antigua colonia portuguesa, y Guinea Ecuatorial, antigua colonia española, que están obligados a depositar el 85 por ciento de sus reservas bancarias en el Banco Central de Francia.
Se trata de Benin, Burkina Fasso, Costa de Marfil, Mali, Níger, Senegal, Camerún, Togo, República Centroafricana, Chad, Congo Brazzaville y Gabon, además de las referidas Guinea Bissau y Guinea Ecuatorial.
Francia sólo permite que esos países accedan al 15 por cierto de sus reservas. Si quieren superar ese porcentaje, deben endeudarse a tipos de interés comerciales.
En 2001 Francia abandonó el franco por el euro, pero les dejó aquella moneda a los países africanos de su zona de influencia, de la que no han podido escapar en más de medio siglo, un verdadero ejemplo de lo que un reciente libro califica como “servidumbre monetaria”.
Es una lección que los profesores no enseñan en las facultades de economía: el dinero no sólo desempeña un papel de intermediario en la circulación de mercancías, y menos en el capitalismo actual. También es un instrumento de sumisión y dominación.