Un estudio científico contradice la doctrina canónica del efecto invernadero

El año pasado un estudio científico demostró que en más de cien años la temperatura media no había aumentado en vastas regiones del interior de los continentes. Se publicó en Energy & Environment (*) y sus autores fueron dos investigadores daneses, Frank Lansner y Jens Pedersen.

Si dicho estudio es correcto, la conclusión es que el efecto invernadero o no existe o tiene un efecto insignificante.

Primero los científicos recopilaron datos brutos de temperaturas oficiales de la red GHCN (Global Historical Climate Network, V2) proporcionada por la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) comprendidos entre 1900 y 2010. El motivo es que los datos de muchas estaciones meteorológicas se “ajustan” para aproximarlos a los de las estaciones vecinas.

Después discriminaron los datos en dos zonas. Una primera comprendía las zonas costeras a los mares y océanos y, por lo tanto, sujetas a la influencia directa del aire oceánico. Las otras eran continentales y alejadas de las masas de agua.

Las conclusiones muestran que en las regiones siberianas alejadas de cualquier mar, la temperatura promedio no había subido de 1930 a 2010.

Por el contrario, dentro de la misma Siberia, al analizar las estaciones meteorológicas bajo influencia oceánica, detectaron un ligero aumento de la temperatura media, que en 2010 es casi 1 grado centígrado más cálida que en los años treinta.

En el Medio Oeste norteamericano las conclusiones son aún más sorprendentes. Las temperaturas medias de las regiones continentales fueron en 2010 casi 1 grado centígrado más bajas que en los años treinta. Luego en el centro de Estados Unidos lo que se ha producido es un enfriamiento.

En lo que respecta a las regiones costeras norteamericanas sujetas a la influencia oceánica, la temperatura media para los años 1930-1940 es ligeramente inferior a la de este siglo.

Los científicos daneses analizaron otras regiones del mundo, como los Balcanes, el centro de China, Pakistán o el Sahel, pero las conclusiones no cambian: en más de un siglo el calentamiento sólo se observa en las regiones bajo influencia oceánica.

Si suponemos que la concentración atmosférica de CO2 ha aumentado y que lo ha hecho en todas partes por igual, la doctrina del efecto invernadero falla. El aumento de temperatura debería manifestarse de la misma manera en todas las regiones del planeta, sean costeras o continentales.

El estudio indica que es el viento procedente de las masas oceánicas en movimiento, la llamada circulación termohalina, lo que desempeña un papel importante en el calentamiento de las capas bajas de la atmósfera, y no el CO2.

Desde 1900 la temperatura de los océanos se está calentando lentamente por causas que no se conocen con detalle. A su vez los océanos están calentado la atmósfera de las regiones costeras, lo que no ocurre con el interior.

Ahora bien, si el suelo de las regiones continentales también emite rayos infrarrojos al espacio, ¿por qué en ellas no se ha calentado la atmósfera?

Es una segunda quiebra del efecto invernadero.

Cuando la climatología huye de los promedios aparecen este tipo de sorpresas porque el planeta no es uniforme geográficamente. No obstante, se necesitan estudios más completos para confirmar los indicios que aportan los científicos daneses.

Pero hay un problema: el dinero de la ciencia se despilfarra en tópicos gastados, mientras que algunos fenómenos, como la circulación termohalina, están en pañales.

(*) Frank Lansner y Jens Olaf Pepke Pedersen, Temperature trends with reduced impact of ocean air temperature, Energy & Environment, 2018, vol. 29(4), pgs.613-632.

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