Desde el 20 de enero tropas turcas asociadas a los restos del antiguo “ejército libre de Siria” llevan a cabo una ofensiva llamada Rama de Olivo, para desalojar a las milicias kurdas de aquella región.
Las fuerzas turcas que invadieron Siria han ido ganando terreno en Afrin, hasta la intervención del ejército regular, que ha acudido en apoyo a los kurdos, tomando posiciones en varios frentes en medio de muestras multitudinarias de alegría de la población.
Según el portavoz de YPG en Afrin, Birusk Hassakeh, la aviación turca alcanzó las posiciones de los que combaten en las unidades regulares sirias, aunque no pudo cuantificar el número de víctimas.
También ayer murieron ocho soldados turcos y otros 213 resultaron heridos en otros combates entablados en la regiónm, lo que eleva a 40 el número de soldados muertos en la Operación Rama de Olivo.
Al mismo tiempo, el número de civiles muertos asciende a 140, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. El número de los que han tenido aue abandonar sus hogares es de varios miles.
El primer convoy con ayuda humanitaria, enviado por la Cruz Roja Internacional, también llegó ayer.
El sábado el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó un alto el fuego en todo el territorio sirio durante un mes que servirá para dar un respiro a Al-Qaeda en la Guta oriental, donde los ataques del ejército regular son denunciados sistemáticamente, como “crímenes contra la humanidad”.
Como suele ocurrir, la tregua tiene por objeto abrir un corredor humanitario para socorrer a la población civil. Lo cierto es que francotiradores de Al-Qaeda impiden la salida de civiles y la llegada de convoyes de ayuda porque su táctica es la de siempre: utilizar a la población como escudos humanos.
Por su parte, Turquía considera que su operación en Afrin no está incluida dentro de la tregua, por lo que no tiene intención de retirarse, ni de abrir pasillos humanitarios.