La ciudad siria de Hasakah es la principal afectada de la decisión de las autoridades turcas de obstruir el suministro de agua a más de 1 millón de personas, en plena ola de calor.
El representante permanente de Siria ante las Naciones Unidas, Dr. Bashar al-Jaafari, pidió a la organización internacional que interviniera para poner fin al sufrimiento de los residentes de esta zona ocupada por Turquía.
En una llamada telefónica con el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, Al-Jaafari le informó sobre la trágica situación en la ciudad de Hasakah y sus alrededores, como resultado de la decisión del régimen turco de cerrar el suministro de agua desde la estación de Alouk.
El representante permanente de Siria destacó que este comportamiento agresivo de Turquía constituye un “crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad”, y agregó que la situación es intolerable.
Las facciones armadas leales a Turquía habían dejado de bombear agua desde la estación de Alouk (la única fuente de agua potable para la ciudad de Hasakah y sus suburbios) cerca de la ciudad de Ras al-Ain, actualmente bajo su control, desde el 13 de agosto, mientras que varias áreas de Hasakah ya venían sufriendo un bombeo deficiente.
El gobierno sirio envió varios tanques de agua potable a esa zona este viernes, donde algunos vecindarios han estado sin acceso a la misma durante más de 20 días.
Según la Agencia Árabe Siria de Noticias (SANA), el gobierno sirio había instalado varios tanques para aliviar el sufrimiento de la población del noreste de Siria “como resultado de que las fuerzas de ocupación turcas y sus mercenarios terroristas continúan cometiendo el crimen de cortar el agua a más de un millón de civiles en Al-Hasakah, por noveno día consecutivo