¿Trump y Hitler son lo mismo?

Bianchi

Es evidente que no, pero para la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, sí, algo que ha puesto de acuerdo a tirios y troyanos, zegríes y abencerrajes, merengues y culés, en elevar la nota y poner la antífona argumentando (?) que cómo se puede decir tamaña barbaridad. Desde luego, Trump está más cerca de Hitler que de Martin Luther King, por ejemplo. Pero no, no son lo mismo, a pesar de la Ley (o enunciado) de Godwin que viene a decir que en una discusión (sobre todo en Internet) que se alarga «la posibilidad de que alguien mencione a Hitler o a los nazis crece». Carmena sabe perfectamente que no son lo mismo -o lo suponemos-; lo dijo para señalar el silencio cómplice del Gobierno de Rajoy con respecto a las medidas parafascistas del Presidente Trump comparándolo con el hacerse el loco de la comunidad internacional cuando Hitler se encaramó en el poder mediante las urnas. No es cierto del todo, pues ya ha habido gobiernos europeos que han criticado a Trump, pero Carmena dirigía los dardos al Gobierno de Mariano.

Seremos breves y haremos sólo dos comentarios que se nos ocurren a este tenor: 1) El automatismo que conlleva poner a parir al burro Trump a convertirte en un «demócrata» de toda la vida y de pro, sobre todo en el «género tertuliano». No hay nada como poner a caer de un burro al asno Trump para, ya digo, metamorfosearte en un «liberal» o un «demócrata» con pedigrí y, a continuación, y como exige el guión, insultar a los catalanes que están por celebrar un referéndum en Catalunya, medida que dice mucho del nivel democrático de esta gentuza de paniaguados e intelectualillos áulicos de pitiminí que, por cierto, no tienen media hostia dialécticamente hablando. Y 2) Señalar el fallo garrafal de M. Carmena de comparar a Trump con Hitler, a quién se le ocurre, y no con lo que procedía en estos casos y es lo «políticamente correcto» desde la «Cool War» (Guerra Fría), esto es, comparar a Hitler con… Stalin, o sea, nazis y comunistas y, por supuesto, ambos dictadores, insaculados, la vieja cantinela de la que todavía echan mano -a falta de argumentario- para decir que ellos son los «demócratas», como Espe Aguirre, por ejemplo. Nos han salido todos «aristotélicos» o el «término medio» como virtud.

Si Carmena hubiera establecido esta comparación, entre Hitler y Stalin, indudablemente izas, rabizas y colipoterras se hubieran puesto de acuerdo y la hubieran aplaudido a rabiar como perros sarnosos que son. ¡Vaya fallo Carmena! Para mí que fue un «lapsus linguae».

Pasen un buen día.

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