Uno de los temas estrella de la pandemia ha sido la búsqueda del origen, aunque no se sabe muy bien si lo que persiguen es localizar el origen del virus o el de la enfermedad, o ambos.
Es un asunto que ha dado lugar a toda suerte de explicaciones, unas más increíbles que otras, aunque sobresalen las que hablan de una manipulación artificial o de laboratorio, en donde el Instituto de Virología de Wuhan acapara la mayor parte de la atención.
La pregunta sobre el origen del virus también interesa a ciertos medios científicos y en julio la revista médica The Lancet creó una comisión para estudiar la cuestión.
En una declaración, la comisión dijo que era “sumamente importante que la investigación de los orígenes del SARS-CoV-2 proceda […] de una manera científica y objetiva que no se vea obstaculizada por los programas geopolíticos y la desinformación”.
En setiembre se vio claro que se trataba de algo muy poco científico: echar tierra encima, una vez más. Eligieron para presidir dicha comisión a Peter Daszak, que prometió llevar a cabo la investigación “con una mente abierta”, algo difícil de imaginar, dado que anteriormente rechazó las sugerencias de que el virus podría haberse escapado de un laboratorio como “absurdas”, “infundadas”, “propias de chiflados”, “conspiranoicos” y “puras tonterías”.
Sin embargo, luego se prestó para estudiar esas tonterías.
Daszak es un “científico” con muy mal cartel. El microbiólogo de la Universidad de Rutgers, Richard Ebright, le ha acusado de mentir “a la escala de Trump”, y el teórico de la evolución Bret Weinstein lo ha calificado como el “paciente cero” de la desinformación sobre el origen del coronavirus.
Daszak ha declarado en The Lancet que “no tiene intereses contrapuestos” en el coronavirus, algo que repitió en el Washington Post.
Sin embargo, Alina Chan, bióloga molecular del Instituto Broad, lo describe como “un viejo amigo, colaborador y financiador del laboratorio” del Instituto de Virología de Wuhan. Parece claro que Daszak va a ser juez y parte.
Es presidente de EcoHealth Alliance, un oscuro tinglado que ha recibido más de 100 millones de dólares de dinero del gobierno de Estados Unidos con el fin de entregarlos, a su vez, al Instituto de Virología de Wuhan, al menos en parte.
Ese dinero financió las investigaciones sobre los coronavirus de los murciélagos del Instituto chino, que estaban destinadas a lograr que el virus fuera infeccioso.
Esto significa lo siguiente: que Daszak no tiene que investigar sino que es él quien tiene que ser investigado. En esta pandemia, por cualquier hilo que se busque, todo conduce a concluir que el máximo interés es el de echar tierra encima, incluso el de los científicos como Daszak.
Luego se preocupan de tachar las dudas sobre sus manejos como “desinfomación”.