Najib Razak, Primer Ministro de Malasia |
Lo mismo que Filipinas, también Malasia tiene pretensiones jurisdiccionales sobre determinadas islas del Mar de China Meridional que chocan con las de Pekín, por lo que su decisión es igualmente significativa de la deriva que están tomando los acontecimientos, hasta el punto de que recientemente adquirió submarinos Scorpen para defender sus reivindicaciones territoriales.
Con ocasiones de una visita a Pekín, el Primer Ministro malasio, Najib Razak, ha firmado un acuerdo de cooperación naval con el gobierno chino por el que comprará cuatro buques de patrulla costera. “A esto le llamo una decisión histórica”, dijo Razak a la prensa, y no excluyó la firma de otros contratos militares de características parecidas en el futuro.
Es la primera vez que el gobierno de Kuala Lumpur se inclina hacia China para equipar a sus fuerzas armadas, aunque el ministro malasio de Defensa, Hishammuddin Hussein, la justificó por razones económicas, por su precio.
En cuanto a los litigios territoriales, Razak dijo en Pekín que se deben resolver con el diálogo, por lo que reconoció que el gobierno chino estaba dispuesto a discutir la soberanía sobre las aguas jurisdiccionales.
No obstante, hay algo aún peor que el acuerdo con China: las pésimas relaciones de Malasia con Washington causadas por el escándalo financiero con el fondo soberano 1Malaysia Developement Berhars, creado en 2009.
En julio el Departamento estadounidense de Justicia se apoderó de 1.000 millones de dólares propiedad de dicho fondo que, según los tribunales estadounidenses, habían sido distraídos por personas próximas al Primer Ministro malasio Razak.
Al mismo tiempo, la China General Nuclear Power Corporation compró activos del fondo malasio en el sector de la energía por valor de 2.300 millones de dólares, por lo que la cosa está bastante clara: mientras China comercia, en Washington te roban después de acusarte de… robo.
Para entender algo de lo que está pasando con el famoso “neoliberalismo” que han inventado, algún día habrá que hablar de la extraterritorialidad de las leyes estadounidenses, por medio de las cuales no sólo son los gendarmes del mundo sino los jueces, que imponen confiscaciones, multas y sanciones gigantescas a los grandes monopolios, como Volkswagen o el banco BNP Paribas recientemente.