¿Se están deteriorando las relaciones entre Rusia e Irán?

La cumbre que se celebrará el mes que viene en Jerusalén entre Estados Unidos, Rusia e Israel ha comenzado a levantar toda clase de suspicacias sobre Rusia, su papel en la Guerra de Siria y el deterioro de sus relaciones con Irán.

“Moscú tiene más en común con Tel Aviv que con Teherán”, concluye el diplomático indio M.K. Bhadrakumar en un ácido artículo publicado en Asia Times (*). “La asociación entre Rusia e Irán está entrando en un período turbulento”, añade.

El 29 de mayo un comunicado oficial de la Casa Blanca dijo que la cumbre abordará temas de seguridad regional. Los medios de comunicación israelíes esperan que la atención se centre en Siria, Irán y “otros actores desestabilizadores”.

Israel insiste en que las tropas iraníes deben abandonar Siria. Hasta ahora la posición rusa ha sido que la participación de Irán en Siria es legítima y no cabe esperar que abandone sus propios intereses.

En Siria han comenzado a conocerse informaciones sobre un deterioro de las relaciones entre las tropas rusas y las milicias apoyadas por Irán en Alepo, aunque ni las fuentes son fiables ni los detalles están claros.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, habla de “combates” por el control de los puestos de entrada a las ciudades, lo que aporta mucho dinero.

Otros dicen que algunas milicias apoyadas por Irán sospechan que Rusia es cómplice de los recientes ataques aéreos israelíes contra Alepo, e incluso que los rusos operan en coordinación con los sionistas.

El 27 de mayo la Voz de América informó de que la semana pasada la policía militar rusa desalojó a los milicianos apoyados por Irán que estaban estacionados en el Aeropuerto Internacional de Alepo y que varios dirigentes de la milicia iraní fueron detenidos.

Dicho medio destacaba que los vencedores de la guerra se estaban volviendo unos contra otros “en una lucha por el botín de guerra”, aunque no concretaba qué botín que en Siria después de ocho años de destrucción, salvo las ruinas.

La ruptura ruso-iraní también resuena en un informe extraordinario publicado el 27 de mayo en el diario moscovita Nezavisimaya Gazeta, según el cual Irán ha equipado el puerto de Baniyas, cerca de la base rusa en Latakia, que conecta a través de un oleoducto con los principales campos petrolíferos irakíes en Kirkuk.

“La actividad de Irán cerca de Baniyas podría tener un efecto desestabilizador no sólo para la región, sino también para las fuerzas [rusas] que están tratando de estabilizar la región. Es importante echar un vistazo más de cerca a lo que está ocurriendo alrededor del puerto, porque en el futuro podría convertirse en una base militar de Irán en el mar Mediterráneo”, decía un diplomático al periódico ruso.

Según Nezavisimaya Gazeta, “el acceso de Irán al Mar Mediterráneo priva a Rusia del monopolio de la presencia económica en las zonas costeras sirias y crea ciertos riesgos de seguridad. La proximidad territorial de las instalaciones iraníes, independientemente de su destino, no sólo puede complicar técnicamente la vida de los soldados rusos, sino también ponerlos bajo vigilancia”.

“Sin embargo, es difícil impedir que Damasco mantenga estrechos contactos con Teherán, que ha proporcionado a Siria préstamos estimados entre 6.000 y 8.000 millones de dólares durante todos los años de la guerra civil”, añadía el diario moscovita.

“A Rusia le preocupa que Irán intente hacer en Siria lo mismo que en Líbano, es decir, crear una fuerza similar a la de Hezbolah, a pesar de los esfuerzos de Moscú por restaurar el Estado sirio”, concluye el diario.

En opinión de Bhadrakumar, la política de Moscú en Siria está relacionada con el contencioso de Irán hacia Estados Unidos a causa del tratado nuclear de 2015. Al 28 de mayo, el Viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Ryabkov, viajó a Teherán para examinar el acuerdo nuclear iraní. De vuelta en Moscú, en una entrevista con el diario Rossiyiskaya Gazeta, Ryabkov advirtió severamente a Teherán contra las “medidas imprudentes” en relación con el tratado.

Ryabkov advirtió expresamente a Teherán para que no se retirara del tratado porque representaría un paso hacia la desestabilización.

Este tipo de comentarios públicos, afirma Bhadrakumar, dejan en evidencia que el apoyo de Moscú a Teherán no es incondicional. En este momento Moscú podría haber decidido que le resulta más ventajoso alejarse de Teherán y anuciarlo a los cuatro vientos.

Tras el regreso de Ryabkov de Teherán, la Casa Blanca anuncia una cumbre trilateral de seguridad sin precedentes entre Estados Unidos, Rusia e Israel… ¿Qué espera obtener Rusia de ella? Según Bhadrakumar, Moscú busca dos objetivos: el primero es mejorar sus relaciones con Estados Unidos utilizando para ello la influencia de Israel y el segundo es que Estados Unidos presione a Ucrania en la misma medida en que ellos presionan a Irán.

De este mapa se deduce lo siguiente:

1. Rusia no está de acuerdo con la política de resistencia a ultranza que Irán practica en Siria.
2. Rusia utiliza a Irán como moneda de cambio para atraerse a los Estados árabes sunitas.
3. Gracias a su enfrentamiento con Irán, Israel ha superado su aislamiento con los países árabes.
4. Rusia mentiene sus vínculos con Israel por encima de todo.

El mapa se completa con la evidencia de que Rusia cuestiona un ataque militar a Irán, pero no las sanciones económicas. Ahora bien, es imposible frenar a Irán si no se levantan las sanciones, un asunto que queda fuera del alcance de Moscú.

(*) https://www.asiatimes.com/2019/05/article/friction-growing-between-russia-and-iran/

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