Radiografía de la violencia policial en Francia

En un informe publicado el 14 de marzo, Asociación de Cristianos por la Abolición de la Tortura, una ONG de defensa de los derechos humanos, denuncia el duro balance de la violencia policial y la impunidad de la policía francesa.

Para elaborar el informe, la ACAT ha estado investigando durante 18 meses. Ha analizado 89 casos de violencia policial registrados desde 2005 en Francia. Entre esos 89 casos ha denunciado 26 muertes, 29 heridos irreversibles y 22 heridos graves. No se trata más que de una “muestra”, “la parte visible del iceberg”, asegura el documento. Constituye una auténtica radiografía de la violencia policial en Francia, sobre la que la ACAT desea “romper el silencio”.

Pelotas de goma

Denuncia la peligrosidad de algunos métodos (la técnica de inmovilización con pelotas de goma), y también la falta de transparencia del Ministerio de Interior y “la impunidad” de la que se benefician la policía.

La directriz de mantenimiento del orden en Francia, que históricamente se basaba a mantener a los manifestantes a distancia, ahora consiste en “atacar al bulto”, estima la asociación.

Los “ataques” se realizan cada vez más mediante el empleo de armas. Su uso ha aumentado fuertemente desde mediados de los años noventa, fecha de aparición de las pelotas de goma, lanzadores de bolas de goma hasta 186 kilómetros por hora. En un principio estaban reservados para situaciones extremas, pero en la actualidad se usan de forma cotidiana.

“Algunos metros o un mal ángulo bastan para causar un daño irreversible”, se lee en el informe, principalmente cuando estas armas se usan en aglomeraciones, como manifestaciones.

Al menos 24 personas han sido gravemente heridas por pelotas de goma entre 2010 y 2015. En 10 años estas armas han causado al menos un muerto y 39 heridos graves, entre ellos 12 menores de edad. ACAT recomienda la retirada total de las pelotas de goma empleadas por la policía.

Táser

El uso del táser, que envía descargas eléctricas de 50.000 voltios, también está en auge. Este arma lo utilizan la Policía Nacional, la Gendarmería y la administración penitenciaria desde 2006. Desde 2010 los municipios también pueden equipar a sus policías municipales con estas armas. Es el caso de Marsella, Niza, Burdeos o Calais. El táser se emplea principalmente en “modo contacto”, es decir, directamente sobre el cuerpo del individuo.

Cuatro personas murieron poco después de la aplicación del táser, según los datos recogidos por ACAT. Pero en los cuatro casos, “la justicia ha concluido ausencia de relación” entre el arma y las muertes.

Granadas

Francia es el único país europeo que sigue utilizando granadas de diferentes tipos para sus operaciones antidisturbios. En 2014 una granada de detonación provocó la muerte de Rémi Fraisse, de 21 años, en el bloqueo de Sivens. El Ministerio de Interior prohibió acto seguido el uso de este arma.

Pero se siguen empleando otros tipos de granadas, como las “antibloqueo”, que proyectan 18 balines de plástico. Como narraba un periodista herido en Notre Dame des Landes en octubre de 2014: “La onda de choque me arrancó la piel a la altura de los tobillos, en una superficie de muchos centímetros cuadrados […] causando quemaduras de segundo y tercer grado”.

También apunta la ACAT a la peligrosidad de las maniobras de inmovilización usadas por las fuerzas del orden, como el placaje con el vientre contra el suelo con las piernas dobladas; desde 2005, estas técnicas han causado ocho muertos.

Según ACAT, “el Ministerio de Interior da muestras de una flagrante opacidad”, sobre estos casos de violencia. Más allá de algunos ejemplos mediáticos como el de Rémi Fraisse, no existe “ninguna estadística, ninguna cifra” pública sobre el uso de armas y sobre las víctimas de la policía:

“Las únicas cifras de que se dispone son escasas e incompletas. Algunas pueden encontrarse de forma dispersa en los informes institucionales o parlamentarios, o tal vez por casualidad en las preguntas formuladas al Gobierno o de comunicaciones de Francia ante instancias internacionales”.

El uso de armas por las fuerzas del orden están bien reflejados en el archivo TSUA (Tratamiento relativo al Seguimiento de Armas), pero los datos de este fichero no son publicados. Por ejemplo, “se sabe cuántas personas resultan muertas cada año por avispas. Por violencia policial no se sabe”, subraya la asociación.

Para Aline Daillère, autora del informe, la ausencia de transparencia “niega la realidad” de la violencia policial y la “existencia de víctimas”.

También es difícil lograr una “investigación efectiva” sobre casos de represión policial, explica ACAT, que denuncia “graves insuficiencias en las investigaciones administrativas y judiciales efectuadas  como consecuencia de denuncias por violencia policial”.

La policía rechaza registrar las denuncias que se dirigen contra sus colegas. La investigación se realiza a continuación en la mayoría de los casos por los propios servicios de policía o de gendarmería.

Las conclusiones del informe publicado sobre la muerte de Rémi Fraisse “exonera a las fuerzas del orden de toda responsabilidad en la ejecución de las operaciones de mantenimiento del orden”, explica la asociación.

La violencia policial da también “muy raramente lugar a sanciones efectivas”. De los 89 casos de violencia seguidos por ACAT, siete han dado lugar a condenas y estas sanciones son “débiles respecto a los hechos”: solo uno de los casos seguidos produjo una pena de cárcel firme.

Las cifras analizadas por la ACAT no contemplan la violencia “en la sombra”, el uso abusivo de esposas, el tuteo, las humillaciones, los insultos…

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