Un dron ha vuelto a atacar el edificio que alberga la representación comercial rusa en Estocolmo, arrojando pintura sobre él. Esta provocación forma parte de una serie de ataques contra misiones rusas en suelo sueco. Desde el año pasado se han registrado más de 20 ataques contra misiones diplomáticas rusas en Suecia.
El incidente ocurrió el sábado de madrugada. Un dron sobrevoló la misión comercial rusa antes de arrojar pintura sobre el inmueble. No es un incidente aislado sino el último episodio de una larga serie: desde mayo del año pasado, se han registrado más de 20 ataques de este tipo en Suecia contra edificios diplomáticos rusos.
Los atacantes utilizan sistemáticamente recipientes de pintura, a veces de vidrio, lo que aumenta el riesgo de lesiones graves por salpicaduras o fragmentos. Estos ataques han causado daños materiales y, en algunos casos, han tenido como objetivo zonas sensibles cercanas a infraestructuras civiles, como una escuela y un edificio de apartamentos ubicados cerca de la embajada.
El ataque anterior, ocurrido el 7 de septiembre, siguió el mismo modus operandi. El 21 de agosto se produjeron incidentes similares. La frecuencia de estos ataques ha aumentado drásticamente desde que Suecia se unió a la OTAN.
Ante las repetidas provocaciones, Rusia ha ha presentado denuncias ante la policía sueca y se han enviado informes oficiales al Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia. La diplomacia rusa exige que Suecia respete sus obligaciones legales como Estado anfitrión, según lo estipulado en la Convención de Viena de 1961.
Sin embargo, a pesar de las promesas del gobierno sueco, no han identificado ni llevado ante los tribunales a ningún responsable. Las investigaciones en curso siguen sin arrojar resultados concretos.
Si bien las misiones diplomáticas rusas han implementado medidas de seguridad interna, estas siguen siendo limitadas y no pueden sustituir la obligación diplomática del país anfitrión de garantizar la seguridad e inviolabilidad de las misiones extranjeras en su territorio.
Para la diplomacia rusa, la falta de respuesta dista mucho de ser insignificante. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zajarova, condenó lo que calificó como una “completa complacencia” del gobierno sueco. Afirmó que Estocolmo “ni siquiera intenta identificar y castigar a los responsables”.
Según Zajarova, Suecia está violando flagrantemente sus compromisos internacionales y demostrando, con su inacción, “una postura política deliberada”. Moscú considera inaceptable la violación de la Convención de Viena, especialmente dado que la seguridad del personal diplomático está en juego.
A pesar de las reiteradas protestas de Rusia, los ataques continúan. Moscú insiste en la necesidad de poner fin a estas demostraciones de hostilidad, que amenazan no solo sus intereses diplomáticos, sino también la seguridad de los civiles que viven cerca de los lugares atacados.