Según la red Nacional de vigilancia epidemiológica de España (1) uno de los indicadores para evaluar el impacto de una epidemia sobre una población es el exceso de mortalidad.
Para la Organización Panamericana de la salud (OPS), el avance en el envejecimiento de la población y en las enfermedades no transmisibles (las infecciones) son algunos de los motivos por los cuales en muchos países se registran excesos de muertes durante algunos años, especialmente en los subdesarrollados. El riesgo de morir está fuertemente relacionado con la edad y las tasas de mortalidad por edad muestran riesgos aumentados en los extremos de edad de la vida.
Por tal motivo, casi todos los años, se registra un mayor número de decesos que el año anterior. Esto se relaciona con que cada vez hay más personas de edad avanzada y una de las causas más frecuentes de decesos son las infecciones respiratorias.
Para la OPS, “se hace necesario asumir que la cantidad de defunciones registradas para un área y período de tiempo pueden ser consideradas como una variable aleatoria, aun cuando los datos provengan de registros de sistemas de estadísticas vitales completos” (2).
Al observar con detenimiento la evolución de cifras de muertes anuales de Brasil desde 2006 publicadas en el Registro civil (3), se ve que éstas venían incrementando año a año, siendo en el primer semestre donde se registra históricamente la mayor variación. Sin embargo, no es el año de la pandemia donde se observa el mayor aumento de muertes respecto al período equivalente anterior, sino que esto ocurrió en 2018.
Si se observa la evolución de cifras de muertes de Brasil de los últimos años, en el acumulado de enero a agosto, se ve que en 2018 hubo un 17% más de muertes respecto al año anterior; mientras que en el acumulado de enero a agosto de este año, la variación de decesos ha sido tan solo de 12% (vs el mismo período acumulado de 2019). En el acumulado de enero a agosto de 2016 vs 2015, el total de decesos fue un 14% superior. Con lo cual, no se observa un exceso de muertes atípico en Brasil en 2020, a pesar de la cantidad de imágenes o noticias que daban cuenta de que sí ocurría un fenómeno atípico. Los mayores excedentes de muertes en Brasil ocurrieron, según los datos que arroja el registro civil del país, en 2018 (17%) y 2016 (14%) (4).
La tendencia de aumento de muertes en el primer semestre del año en Brasil frente al mismo período del año anterior es una tendencia que se repite históricamente.
Hay algunas comparaciones que se han venido realizando este año que no han hecho más que contribuir a la confusión y a una percepción sesgada, donde se llega a la conclusión de que lo que ocurre en el mundo es mucho peor. Entre ellas: la comparación de cifras entre países, la cuantificación de un aumento de las infecciones respiratorias durante un período de crecimiento, omitiendo la comparación de dichas enfermedades vs mismo período de año anterior, la observación del aumento de “casos”, sin tener en cuenta los cambios en la definición y criterios de los mismos y los cambios en los métodos de recolección de la información (número de testeos y criterio para testear o no) o el estado de salud de los mismos.
Si bien suelen realizarse comparaciones y rankings entre países para evaluar qué región manejó mejor la pandemia, las mismas resultan poco válidas, ya que cada país posee diferencias en cuanto a la estructura poblacional, los períodos desde que ingresó el virus, la cantidad de testeos, los criterios de clasificación y medición, los recursos sanitarios y los factores ambientales, entre otros.
Según la isciii.com, “los sistemas de vigilancia difieren considerablemente de un país a otro, por lo cual no es posible usar los valores absolutos de los parámetros para hacer comparaciones válidas entre países. Sin embargo, sí es posible comparar un parámetro con el valor que tenía en temporadas anteriores en un mismo país. Por lo tanto, usando datos históricos, se puede describir la actividad de una epidemia (o pandemia) y compararla con temporadas anteriores, mediante descripciones cualitativas en base a umbrales de actividad” (5).
Según OPS, “La definición de caso es fundamental en el desarrollo de un sistema de vigilancia; y debe ser lo suficientemente específica para evitar que el número de casos falsos positivos sea excesivo. Para la detección de casos se requiere aplicar una definición estandarizada y estable, es decir no debe sufrir modificaciones en el tiempo (consistencia temporal), a fin de permitir comparaciones válidas durante el análisis de las tendencias del evento bajo vigilancia” (6).
Otro aspecto a tener en cuenta y que arrojará la ilusión de que estamos frente a una enfermedad más duradera es que “si se introduce una nueva prueba que detecta la presencia de enfermedad tempranamente en el período subclínico; el resultado práctico será un aumento en la incidencia, en la duración de la enfermedad y también en la prevalencia”.
(1) https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/GUIAS/Guia_Evaluacion_Gravedad_Epidemias_Gripe_28Marzo2019.pdf
(2) https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/34492/9789275319819-spa.pdf
(3) https://transparencia.registrocivil.org.br
(4) https://transparencia.registrocivil.org.br/registros
(4) Fuente: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/GUIAS/Guia_Evaluacion_Gravedad_Epidemias_Gripe_28Marzo2019.pdf
(5) https://www.paho.org/col/index.php?option=com_docman&view=download&category_slug=publicaciones-ops-oms-colombia&alias=855-mopece3&Itemid=688
https://mundo.sputniknews.com/america-latina/202009161092777824-ecuador-registro-33000-defunciones-mas-que-el-ano-anterior/