En una rueda de prensa Netanyahu anunció que había ordenado al Ministerio de Sanidad realizar implantes subcutáneos antes de levantar el toque de queda, “una tecnología que no se ha usado antes y que estará autorizada por la nueva legislación que vamos a promulgar”, añadió.
“Hablé con nuestros jefes de tecnología para encontrar las medidas en las que Israel es competente, como los sensores. Por ejemplo, cada persona, cada niño -¡lo quiero en los niños primero!- tendría un sensor que haría sonar una alarma cuando te acercas demasiado, como las de los coches”, declaró Netanyahu.
“Será difícil hacerlo para más de un millón de escolares que vuelven a sus instituciones educativas para asegurarse de que un estudiante se siente a una distancia de dos metros de otro. Es ficticio y peligroso”, afirmó Einat Meron, un experto en informática.
“Teóricamente entiendo la idea que hay en esto”, declaró. “Pero aunque tales microchips sensibles a la distancia existen en los vehículos, es diferente en los humanos”. Según Meron, “un pitido que me diga que me acerqué a alguien no es suficiente. ¿Quién dice que cambiará algo? Me habría acercado de cualquier manera”.
El experto añadió que “el verdadero problema es la aplicación de la ley, y aquí todo cambia”. Según Meron, “los niños con microchips no pasarán ningún examen, tanto práctico como legal”.
El informático mostró su preocupación por el uso que el Estado pueda hacer de los datos accesibles de los sensores. “Si los datos de ubicación de los niños se suben a internet, un pedófilo con algunos conocimientos informáticos podría introducirse en el sistema y acosar a los niños fuera de sus escuelas, seguirlos y distribuir la información en otras plataformas”, declaró Meron. “¿Puede el Estado asumir esa responsabilidad?”, pregunta.
La Oficina del Primer Ministro responde diciendo que la propuesta de Netanyahu “no se debe implementar mediante bases de datos, sino con una simple tecnología que notifique [a los ciudadanos] sobre su distancia”. Es una opción voluntaria que “está diseñada para ayudar a los niños a mantener su distancia, como ocurre con los vehículos”.
La propuesta del Primer Ministro es “una idea que puede ayudar a mantener la distancia social y no habrá ninguna violación de la intimidad”.
La semana pasada los medios isarelíes informaron de que todos los vehículos habían sido rastreadas por la policía y que desde hace años las informciones se almacenan en una base de datos no regulada llamada Eagle Eye.
La Asociación de Derechos Civiles de Israel (ACRI) ha exigido que la policía revele el alcance de Eagle Eye, además del tiempo en que se guardan en el sistema los datos sobre los dueños de los vehículos.
La policía de Israel ha respondido a la ACRI diciendo que el sistema no estaba normalizado internamente, independientemente del número de años que lleva en funcionamiento. “De cualquier manera, una vez finalizado, el procedimiento no será divulgado al público”, añadió la policía.
A finales de marzo, el periódico Yediot Aharonot informó de que una base de datos del Shin Bet, el espionaje israelí, almacenaba datos sobre toda la población israelí y la mayoría de los palestinos de la orilla occidental de Cisjordania. Los datos almacenados incluyen desplazamientos, llamadas telefónicas y mensajes de texto.