McDonald arroja la toalla en China porque no es capaz de competir ventajosamente

El rey de la comida basura, McDonald, acaba de anunciar que vende el 80 por ciento de sus operaciones en China a la empresa local Citic y al fondo de inversiones Carlyle por más de 2.000 millones de dólares.

La transacción dará lugar a la creación de una empresa de gestión encargada de administrar la franquicia, tanto en China como en Hong Kong, durante 20 años.

Citic y Carlyle se apoderarán del 52 por ciento de la gestora, donde McDonald sólo dispondrá del 20 por ciento. El precio de 2.000 millones de dólares se pagará en efectivo y en acciones de la nueva gestora.

La empresa china Citic es el típico “holding” chino que alcanza a los restaruantes tanto como a las finanzas, los inmuebles o la energía.

Agobiado por la morosidad, McDonald no ha sido capaz de competir con las empresas chinas del sector, iniciando una retirada que posiblemente se extenderá a otros países asiáticos, como Singapur y Malasia.

En China McDonald tenía 2.400 restaurantes en China y 240 en Hogng Kong, aunque una parte de ellos ya eran franquicias anteriormente.

No obstante, el monopolio basurero de Illinois considera que China es una pieza clave en sus proyectos de expansión y que la asociación con los chinos les permitirá desarrollarse más rápidamente.

En los próximos cinco años, la marca tiene previsto abrir otros 1.500 restaurantes adicionales en el mercado chino, para llegar a las ciudades en los que aún no han logrado imponer el estilo de “comida” gringo.

En 2014 McDonald tuvo serios problemas en China por vender género en muy mal estado. Le obligaron a suspender temporalmente la venta de “nuggets”, pollo y otros “alimentos” podridos.

La venta de comida basura ha provocado una fuerte crisis en la multinacional. En 2015 tuvo que cerrar hasta 700 locales en Estados Unidos, Japón y China y quiere cambiar su imagen actual por otra basada en la calidad y la limpieza con una nueva receta de pollo a la plancha.

Además, ha anunciado planes para frenar el uso de antibióticos en la cría de pollos, una de las pesadillas de la sanidad mundial ocultada durante décadas.

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