Sin energía nuclear después del desastre de Fukushima, las emisiones de CO2 de Japón han alcanzado sus niveles más elevados. Al mismo tiempo, en Alemania donde un 17 por ciento de la energía es de origen nuclear y con 23.000 turbinas eólicas en su país, no puede cumplir su objetivo de reducir las emisiones de CO2 un 40 por ciento para 2020, como le exige el Protocolo de Kyoto.
El vicecanciller alemán Sigmar Gabriel ha dicho que el país va a abandonar su programa de reducción de emisiones de CO2. Para ello ha tenido que batallar contra su ministra de Medio Ambiente, Barbara Hendricks, según el semanario Der Spiegel (1). Es un asunto que Gabriel conoce bien porque anteriormente el ministro de Medio Ambiente era él. Ahora es un conocido partidario de volver a generar energía a partir del carbón porque su país no puede eliminar a la vez con las centrales nucleares y las carboníferas.
Hace tiempo que en Alemania se sabía que el objetivo de Kyoto era de imposible cumplimiento. Para lograrlo Alemania tendría que reducir las emisiones entre 62 y 100 millones de toneladas de CO2 por año en los próximos 16 años. Cerrar completamente las plantas eléctricas de carbón sólo las reduciría en 40 millones de toneladas.
En Japón, según el Wall Street Journal (2), las emisiones de CO2 son más elevadas que nunca coo consecuencia del cierre de las 48 centrales nucleares y la vuelta a las plantas de gas y carbón. En el año que terminó en marzo, Japón ha emitido 1.224 millones de toneladas de CO2, un 1,4 por ciento más en comparación con el año anterior y un 16 por ciento más que en 1990, que es el año de referencia de las emisiones de CO2 en virtud del Protocolo de Kyoto.
A pesar del incremento de las emisiones de CO2, Japón no tiene previsto reabrir las centrales nucleares. Los sondeos muestran que un 60 por ciento de la población se opone a ello. En el futuro Japón deberá, pues, recurrir a centrales convencionales de gas y carbón, lo que incrementará las emisiones de CO2 a la atmósfera.
El esfuerzo internacional por reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, plasmada en el Protocolo de Kyoto, se basa en la errónea concepción termodinámica del “efecto invernadero” según la cual una mayor densidad de dicho gas en la atmósfera incrementa las temperaturas, lo que sería la causa del calentamiento del planeta.
No obstante, esta concepción es errónea. A pesar del incremento de las emisiones de CO2, la temperatura no ha aumentado en los últimos años. Las oscilaciones en la temperatura del planeta no dependen de la concentración atmosférica de CO2 sino de los ciclos de radiaciones solares.
(1) Gabriel verkündet Abkehr von Klimaschutzzielen, 16 de noviembre, http://www.spiegel.de/politik/deutschland/gabriel-beim-klimaschutz-ist-das-ziel-nicht-zu-halten-a-1003183.html
(2) Japan CO2 Emissions Worst on Record, 17 de noviembre, http://blogs.wsj.com/japanrealtime/2014/11/17/japan-co2-emissions-worst-on-record/