Los medios de intoxicación culpan a unas fantasmagóricas “mafias” de la emigración masiva que llega desde África, no al expolio, el neocolonialismo y la guerras que Europa ha llevado al Continente Negro.
Es otra de sus típicas maniobras de distracción que, entre otras cosas, oculta que en el norte de África la “mafia” más importante es el gobierno marroquí. El país norteafricano es un corredor migratorio. Expulsa a sus nacionales al tiempo que facilita el tránsito de las poblaciones subsaharianas que quieren llegar a Europa.
En 2021 llegaron desde Marruecos a España más de 40.000 emigrantes. La mitad eran marroquíes y el resto procedía de Argelia, Malí, Guinea y Costa de Marfil. El 10 por cien de la población marroquí, que no llega a los 40 millones, vive en el extranjero. La ruta atlántica a través de las Islas Canarias es la más concurrida hoy en día.
Para la “mafia” de Rabat, la emigración cumple dos funciones: cuadra la balanza de pagos y es un mecanismo de presión contra Europa.
Las remesas de los emigrantes son cruciales para mejorar las cuentas porque en el país norteafricano la tasa de desempleo supera el 13 por cien. Marruecos figura entre los 20 principales países receptores de remesas internacionales del mundo. Recibió más de 11.000 millones de dólares en 2022, es decir, el 8 por cien de su PIB (130.000 millones de dólares).
Los emigrantes son el 27 por cien del total de las exportaciones marroquíes en 2022 (casi 40.000 millones de dólares). El año pasado las transferencias de los marroquíes residentes en el extranjero aumentaron un 4 por cien con respecto al anterior, hasta alcanzar 115.150 millones de dirhams (11.500 millones de dólares) frente a 110.000 millones de dirhams.
Además de las transferencias de dinero en divisas, Marruecos utiliza la diáspora para presionar a Europa y a España. En mayo de 2021 el gobierno marroquí desató una auténtica bomba migratoria contra Ceuta y Melilla. El 17 de mayo más de 8.000 marroquíes nadaron hasta la costa de Ceuta.
Menos de un año después, el gobierno español de coalición cedió y cambió radicalmente su posición sobre el derecho de los saharauis a la autodeterminación. Se alineó con las posiciones marroquíes y se enfrentó a Argelia. El Parlamento Europeo acusó a Marruecos presionar a España con sus emigrantes. “Nadie puede intimidar ni chantajear a la Unión Europea […] en materia de migración”, declaró el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas.
Europa quiere que Marruecos ejerza de policía de fronteras
Como hemos explicado en entradas anteriores, Europa está endureciendo su política migratoria y deslocalizando sus fronteras. Los 27 han aprobado un acuerdo para cerrar las fronteras y cribar la llegada de los candidatos al asilo y a la emigración económica.
Europa quiere que los países del norte de África ejerzan de policía de fronteras, a cambio de dinero. A partir de 2026 los inmigrantes serán filtrados en las fronteras interiores, es decir, en España, Grecia e Italia por el Mediterráneo. Deberán tener respuesta dentro de los 5 días con toma de huellas dactilares y cédula de identidad.
Los solicitantes de asilo permanecerán en centros de internamiento mientras reciben una respuesta a su solicitud. Otros serán devueltos a terceros países si se rechaza su solicitud.
Marruecos es uno de ellos, pero Rabat lo está poniendo difícil, sobre todo en lo que respecta a las readmisiones. No acepta la devolución de emigrantes del África subsahariana.
El ‘acuerdo de la vergüenza’ cuesta 250 millones de euros
Ursula von der Leyen esperaba firmar un acuerdo sobre emigración con Túnez en julio de año pasado. En el país norteafricano lo llaman “el acuerdo de la vergüenza”. La Unión Europea pagará 250 millones de euros para que Túnez le saque las castañas del fuego: corte el flujo de emigración irregular, modernice los barcos de la guardia costera y apoye a la Oficina Internacional de Migraciones.
El acuerdo también supuso una “ayuda al desarrollo” de 150 millones el año pasado.
Túnez acepta en su territorio a los emigrantes irregulares mientras Europa tramita la solicitud de ingreso y, cambio, se hace cargo de su retorno al país de origen, si la petición se rechaza. Ya lo está haciendo por Italia y ahora se compromete a hacerlo por todos los miembros de la Union Europea.
A diferencia de Túnez, Marruecos no quiere readmitir a los subsaharianos y gestionar su retorno a los países de origen. El gobierno de Rabat dice que ya acepta la devolución de 20.000 inmigrantes al año.
Para Europa la negociación con Marruecos es difícil porque Rabat hace un paquete con sus desavenencias con Bruselas: caso Pegasus, red de espionaje “qatargate”, emigración, reconocimiento de la soberanía sobre el Sáhara, acuerdos pesqueros y agrícolas anulados en primera instancia por la justicia europea en 2021 a petición del Frente Polisario…
Marruecos ya está cobrando por vigilar las fronteras europeas
Pero Marruecos ya está cobrando por vigilar las fronteras europeas. Los radares que vigilan las costas y el equipamiento y entrenamiento de la policía dedicada al control de la emigración han sido financiados por Bruselas. Es difícil cuantificar el coste, aunque es posible que el gobierno marroquí haya cobrado 200 millones de euros en los últimos años.
Pero Rabat quiere más dinero y chantajea a Bruselas. En septiembre de 2022 Jalid Zerouali, director de inmigración y vigilancia de fronteras del Ministerio del Interior marroquí, declaró que el precio de 500 millones de euros propuesto durante 7 años a Marruecos no cubría los costes de intervención que soportan cada año. Según él, el gasto anual asciende a 427 millones de euros.
Los emigrantes son el nuevo maná económico
La Organización Internacional para las Migraciones acaba de publicar su informe anual, del que se desprende que en 2020 el mundo tenía 281 millones de migrantes (3,6 por cien de la población mundial), casi el doble que en 1990 y tres veces más que en 1970.
En el mundo, India y México ocupan respectivamente el primer y segundo lugar entre los países de origen de migrantes con 17,7 millones y 11 millones respectivamente. Les siguen Rusia, China y Bangladesh.
En África, Egipto encabeza la lista con 3,28 millones (3,4 por cien de su población). Marruecos es el segundo país del continente que más emigrantes suministra, con 3,25 millones, lo que representa más del 5 por cien de la población. Pero no figura entre los 20 países que más inmigrantes reciben en África, una clasificación dominada por Sudáfrica.
El principal país de destino de migrantes en el mundo es Estados Unidos, que acogió a 43,4 millones de migrantes en 2020, seguido de Alemania (14,22 millones) y Arabia saudí (13 millones).
Los principales flujos de población son los de México a Estados Unidos, de Siria a Turquía, de Ucrania a Rusia (y viceversa) y de la India a Emiratos Árabes Unidos.
El informe también revela la contribución de los emigrantes a la economía de su país de origen a través de las remesas. La emigración es un motor del desarrollo y genera importantes flujos económicos para los migrantes, sus familias y sus países de origen.
Las remesas internacionales de los migrantes han aumentado de 128.000 millones de dólares en 2000 a 831.000 millones de dólares en 2022. Superan con creces la asistencia oficial para el desarrollo y las inversiones extranjeras directas en ciertos países.
Los principales receptores de remesas de los migrantes son India con más de 83.000 millones de dólares, China (59.000 millones) y México (42.000 millones). Con 29.000 millones de dólares enviados por sus emigrantes, Egipto es el primer receptor en África.