Entre 2014 y 2015 un pirata informático que utilizaba el apodo de “Chris Coleman”, filtró una serie de documentos confidenciales del gobierno de Rabat. Entre ellos había una nota diplomática fechada en octubre de 2011 enviada desde Bruselas, informando de un contacto entre Abderrahim Atmoun, representante de la misión diplomática marroquí ante la Unión Europea, y el eurodiputado italiano Pier Antonio Panzeri.
Durante la reunión, el asesor de Panzeri llevó un mensaje para enviar a Rabat. Hasta aquí todo era normal, sobre todo porque Panzeri era Presidente de la Comisión para el Magreb del Parlamento Europeo e iba a visitar Rabat dos semanas más tarde.
Pero había algo muy raro. Para guardar las apariencias, antes de viajar a Rabat, Panzeri debía hacer escala en Tinduf, en el campo de refugiados de saharauis. Era “fundamental para reforzar la credibilidad de Panzeri ante Argelia y el Polisario” que, de otro modo, le habrían considerado demasiado pro-marroquí, explica el documento.
En otra nota, fechada en 2013, la misma misión diplomática anunciaba un plan para contrarrestar a los opositores de Marruecos en el Parlamento Europeo con conferencias, debates y visitas coordinando su “acción con el presidente de la delegación magrebí en el PE [Parlamento Europeo], Antonio Panzeri, íntimo amigo de Marruecos”.
Los servicios secretos de Rabat actuaban a la sombra de un centro de estudios en Bruselas que frecuentaba Atmoun. Era uña y carne con Panzeri. Las investigaciones de la fiscalía belga hacen referencia a varias reuniones entre ambos, así como a los viajes de Panzeri a Marruecos.
También se registraron contactos entre Atmoun y el eurodiputado, ahora dimitido de su grupo parlamentario, Andrea Cozzolino. Según el diario belga Le Soir, Atmoun es la figura central de la red de espionaje y corrupción. A través de Atmoun, en 2019 Panzeri suscribió un acuerdo secreto con la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), el servicio de inteligencia exterior de Marruecos.
Los vínculos de la red parlamentaria con Qatar se remontan a una época mucho más reciente. Los jueces se centran en un viaje que Panzeri realizó al país del Golfo a principios de noviembre de este año. El objetivo era acallar las voces críticas sobre el Mundial de Fútbol.
Los saharauis están entre las víctimas de la trama
Cuando en 2014 “Chris Coleman” tiró de la manta, Francia había empezado, por fin, a plantar cara a Marruecos. Los tribunales galos citaron al jefe de los servicios de seguridad interior Abdellatif El Hammouchi y el gobierno de Rabat suspendió entonces la cooperación judicial con París.
“Chris Coleman” puso en la red miles de documentos confidenciales de la diplomacia y los servicios de seguridad marroquíes. En parte, son los mismos documentos que han empezado a circular de nuevo seis años después.
En 2017 el caso de espionaje Pegasus volvía a poner a Marruecos en la picota y, de rebote, también a Israel porque en la mayor parte de las filtraciones sobre los asuntos turbios del mundo, siempre aparecen los peones de Tel Aviv.
Cuando “Chris Coleman” filtra los documentos, existía una Comisión Parlamentaria Mixta, compuesta por diputados marroquíes y del Parlamento Europeo, que estaba presidida por Atmoun. La Comisión decidió organizar una auténtica provocación: una de sus sesiones se celebraría en Dajla, en territorio saharaui.
Panzeri aceptó participar en la provocación, cuyo objetivo era dar la impresión de que el Parlamento Europeo reconocía la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara. En señal de agradecimiento, Panzeri fue condecorado por el sátrapa Mohamed VI.
El Parlamento Europeo condena a Qatar y exculpa a Marruecos
Las pruebas de la implicación de Marruecos en el escándalo de corrupción que sacude al Parlamento Europeo vienen de lejos. Sin embargo, el jueves de la semana pasada una resolución condenaba a Qatar y exculpaba al reino norteafricano. Las mordidas siguen surtiendo el efecto esperado.
El Parlamento Europeo ha congelado los expedientes en curso con Qatar y, además, ha prohibido actividad de sus grupos de presión en Bruselas. Sin embargo, ha rechazado una enmienda para imponer las mismas medidas a Marruecos.
El ministro de Justicia belga ha apuntado que, cuando se inició la investigación el pasado mes de julio, iba dirigida contra Marruecos, por las presiones sobre el acuerdo de pesca con la Unión Europea, que incluye las aguas saharauis.
Uno de los acusados, Francesco Giorgi, pareja de la Vicepresidenta del Parlamento, Eva Kaili, ha confesado ante la policía y el juez la intervención directa de la DGED, la inteligencia exterior marroquí, en la red, y, en particular, de su director, Mohamed Yassin Mansuri.