El belga Luc Michel dirigía una cuenta en las redes sociales cuya influencia iba en aumento, sobre todo en el continente africano. En cualquier otra circunstancia le hubieran admirado por ser un “influencer” al uso. Pero se dedicaba a defender a Rusia y el cerco se estrecha sobre este tipo de publicaciones.
La campaña antirrusa empieza a adoptar tintes histéricos en la Unión Europea. A medida que las políticas belicistas de Bruselas fracasan y no consiguen lavar el cerebro en masa, aparecen más espías del Kremlin que en los peores tiempos de la Guerra Fría, desde periodistas como Pablo González hasta eurodiputados como Tatiana Zdanoka o Puigdemont.
Determinadas expresiones, como “rusosfera”, adquieren carta de naturaleza y quienes las promocionan son acusados de ser agentes de Moscú y difundir propaganda anticolonial, especialmente en África, donde algunos países se han sacudido de encima la dominación francesa. Macron quiere tomarse la revancha y ha comenzado una ofensiva intoxicadora que coloca a Michel, un “stalinista” de 65 años, como el zar de la rusosfera (1).
La propaganda prorrusa es cada vez más activa e influyente y su éxito preocupa a los inquisidores de Bruselas, que empiezan a tomar cartas en el asunto. La Fundación Konrad Adenauer asegura que “la desinformación rusa ayudó a expulsar a las fuerzas francesas de los países del Sahel, particularmente de Burkina Faso” (2).
Michel no es un recién llegado porque lleva casi 40 años denuciando los crímenes de los colonialistas belgas y franceses en África. Fue asesor del presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza.
Lo nuevo es que el “stalinismo” vuelve a estar de moda, incluso en Rusia, por lo que los servicios secretos belgas han tomado cartas en el asaunto (3). El caso de Michel y otros no es tanto competencia de la policía como del espionaje.
La guerra no sólo está entablada en Ucrania sino también en Youtube, X/Twitter y otros medios virtuales que tienen éxito porque explotan el odio al colonialismo que hay en África, dice la cadena belga RTBF (4). El cierre de RT y Sputnik no ha servido para nada. Fue “un error catastrófico”.
Los inquisidores de Bruselas ya no propugnan la censura, pero no porque la libertad de expresión haya desaparecido de Europa. Ahora la moda es hablar de “regulación” con el pretexto de acabar con las “noticias falsas”.
Bélgica es el modelo porque el control de la desinformación es competencia de los servicios seceretos. Sin embargo, cuando procede de países extranjeros, las atribuciones pasan a la inteligencia militar (SGRS) que, como es natural, lo niega todo: ni los servicios de seguridad ni el SGRS vigilan a Michel o la rusosfera belga.
Pero del último informe de seguridad, publicado el pasado mes de enero, se desprende algo bien diferente. Los inquisidores explican que los métodos de injerencia rusa han evolucionado: “Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022, muchos países europeos han expulsado a varias decenas de oficiales de inteligencia rusos que operaban bajo cobertura diplomática, generalmente declarándolos persona non grata. Esta operación conjunta, en la que también participó Bélgica, tuvo un fuerte impacto en la capacidad rusa de espionaje e injerencia en Europa […] Como consecuencia de ello, los servicios de inteligencia y seguridad rusos han tenido que cambiar su enfoque y diversificarse. Los agentes de inteligencia intentan acceder a información útil por otros medios. Además, el uso de tácticas de guerra híbrida por parte de los servicios rusos con la orquestación de campañas de desinformación es un hecho notorio. La necesidad de que los servicios de inteligencia y seguridad rusos diversifiquen su enfoque es al mismo tiempo un reto para los servicios de inteligencia europeos y occidentales, que a su vez tienen que adaptarse al nuevo modus operandi de Rusia”.
Según el servicio secreto belga, la desinformación y el espionaje van de la mano: “Lo que nos importa es que actores nacionales o extranjeros abusen de nuestras libertades para perseguir sus propios objetivos estratégicos. El objetivo de la seguridad del Estado es establecer una imagen clara de la amenaza de injerencia a través de la desinformación. ¿Quiénes son los protagonistas? ¿Qué posibilidades tienen? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Cómo operan?”.
Para la inteligencia militar no basta con tomar medidas, más o menos burocráticas. Es necesario que la sociedad reaccione contra la desinformación y la propaganda prorrusas: “Más allá del trabajo de los servicios de inteligencia, también debemos ser conscientes de que debemos poner poner las cosas en marcha a nivel social”, explica Michel Van Strythen, comandante del SGRS. “Debemos contribuir al desarrollo del pensamiento crítico entre nuestros jóvenes, lograr que la gente comprenda que lo que está en las redes sociales no es necesariamente la verdad. Los medios de comunicación, y en particular los de servicio público, también tienen un papel que desempeñar”.
Sobre las acciones de los rusos y las cuentas activas en Bélgica, precisa el militar belga afirma: “Debemos comprender la doctrina rusa. Esta doctrina se basa en el deseo de desestabilizar la confianza en las autoridades occidentales. Rusia utiliza hechos sociales existentes, como el debate sobre Evras o el descontento de los agricultores por ejemplo, para desviar y distorsionar los hechos”.
El Evras es un programa educativo sobre la vida de relaciones afectivas y sexuales dirigido a alumnos adolescentes que ha suscitado una enorme oposición social en Bélgica. Los que se oponen al Evras ponen a Rusia como modelo a seguir para impedir que la llamada “educación sexual” prospere en las escuelas.
(1) https://www.euractiv.com/section/africa/news/belgian-stalinist-revealed-as-russian-fake-news-tsar-in-africa/
(2) https://www.bbc.com/news/world-africa-64451376
(3) https://www.sudinfo.be/id795406/article/2024-02-20/le-carolo-pro-poutine-luc-michel-propagandiste-inquiete-nos-services-secrets-le
(4) https://www.rtbf.be/article/site-de-propagande-pro-russe-dirige-par-un-belge-cest-un-discours-efficace-et-extremement-dangereux-11332465
Debe estar conectado para enviar un comentario.