Los escuadrones de la muerte apoyados por la CIA están arrasando Afganistán, matando civiles y aterrorizando a la población, según un informe publicado recientemente (*), que pone al descubierto un programa de asesinatos sistemáticos en varias provincias del país centroasiático.
En un solo semestre de 2019 se descubrió que más de 50 civiles, entre ellos mujeres y niños, fueron asesinados en 10 masacres distintas. Es sólo una muestra de los asesinatos en una sola provincia, Wardak.
El escuadrón de la muerte, conocido como “Unidad 01”, está formado por afganos reclutados localmente, pero están entrenados, equipados y dirigidos por agentes estadounidenses.
La operación clandestina de la CIA tendría una autorización de alto nivel de la Casa Blanca. Se está llevando a cabo bajo el llamado Título 50 del Código Militar, que protege a los agentes de ser procesados por crímenes de guerra. Sólo el presidente puede aprobar dicho nivel de autorización.
Biden se quejó de que el gobierno de Trump le ha negado el acceso a las reuniones clasificadas de seguridad nacional. Pronto tendrá acceso a ellas y veremos lo que hace. Tendrá que decidir si mantiene el programa o lo finaliza.
Los residentes afganos y los funcionarios de seguridad han testificado que la “Unidad 01” y sus homólogos en otras provincias están dirigidos por oficiales estadounidenses que acompañan a los escuadrones de la muerte en sus incursiones en aldeas y granjas.
Docenas de residentes afganos y sobrevivientes de los ataques también describen las operaciones dirigidas por Estados Unidos.
Los escuadrones de la muerte son apoyados por helicópteros de transporte Chinook, aviones de combate, naves de guerra y aviones no tripulados.
La posición oficial de Estados Unidos es que sus fuerzas militares tienen la tarea de derrotar a los talibanes, pero los asesinatos llevados a cabo por los escuadrones de la CIA tienen como objetivo a los civiles, como parte de lo que parece ser una política terrorista. En la mayoría de las atrocidades estudiadas, no había ningún vínculo entre las víctimas y los talibanes.
Con Trump y el entonces jefe de la CIA Mike Pompeo, quien luego se convirtió en Secretario de Estado, las operaciones militares de Estados Unidos en Afganistán cambiaron a finales de 2017. Se hizo más hincapié en las operaciones clandestinas y en la relajación de las normas de combate.
Durante el mandato de Trump hubo un importante aumento de las muertes de civiles en Afganistán, en parte debido al incremento de los ataques aéreos, pero también debido a los escuadrones de la muerte.
Al mismo tiempo, Trump proponía la retirada de las tropas convencionales dentro de las negociaciones de paz con los talibanes. Eso le permitió afirmar que está cumpliendo sus promesas electorales de poner fin a las guerras en el extranjero, así como en Afganistán que, dos décadas después, es la guerra exterior más larga jamás librada por Estados Unidos.
Casi todos los presidentes de Estados Unidos han aprobado programas de asesinato de la CIA, desde Guatemala e Irán en los años 50, hasta Cuba y Vietnam en los 60, El Salvador y Nicaragua en los 70 y 80, y muchos otros. Es una parte rutinaria del trabajo sucio de un presidente de Estados Unidos.
Cuando era Vicepresidente, Biden instó a Obama a adoptar una línea militar más agresiva en Afganistán. Estaba a favor de las redadas nocturnas para que las fuerzas especiales “patearan la puerta” de las viviendas afganas. Es muy poco probable que repudie el programa de asesinatos de Trump.
Lo que Biden lleva a la Casa Blanca es una capa adicional de corrupción e hipocresía.
(*) https://theintercept.com/2020/12/18/afghanistan-cia-militia-01-strike-force/
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