Un informe de la oficina científica del gobierno británico, publicado en junio por Sage, estima que la tasa de falsos positivos puede llegar al 2,3 por ciento.
No obstante, un estudio reciente de la revista British Medical Journal (BMJ) indica que la tasa de falsos positivos es aún mayor, alrededor del 5 por ciento.
Por su parte, un equipo de microbiólogos escoceses confirma en otro artículo publicado por la misma revista que, en efecto, la tasa de falsos positivos es mayor en un contexto, como el actual, de baja prevalencia de la epidemia.
Los científicos recomiendan, en consecuencia, que los gobiernos pongan fin a los tests masivos, porque carecen de sentido en este momento, ya que contribuyen a crear la ilusión de una epidemia y dan lugar a medidas contraproducentes (*).
“Las pruebas de detección a gran escala en épocas de baja prevalencia pueden hacer más mal que bien y algunas de estas estrategias deben suspenderse temporalmente”, afirman en su artículo.
Los científicos escoceses señalan que la especificidad de las pruebas PCR depende del nivel de exigencia que se le pide. Dan resultados positivos cuando el sujeto ya no tiene la enfermedad, es decir, crea una impresión falsa de infección.
De esa manera, la epidemia es el cuento de nunca acabar porque cuantas más pruebas, más falsos positivos, más brotes, segundas y terceras olas.
(*) https://www.bmj.com/content/369/bmj.m1808/rr-22