Lo que le preocupa al gobierno lituano, más que atender a las necesidades de su población, es dar muestras de servilismo hacia sus amos de la OTAN y la Unión Europea. Su política es de cara a la galería, pero carece de medios para llevar a cabo una política exterior independiente.
Es el tipico país que busca enemigos. En el último año se ha enfrentado a China y Bielorrusia y a Letonia y Estonia por negarse a cortar por completo con Bielorrusia. No le importa incomodar a sus vecinos para sentarse en Washington o en Bruselas.
Ha exigido a los Estados miembros de la OTAN y de la Unión Europea que sancionen a los países que no siguen el guión establecido.
Mientras, los precios de los bienes y servicios de consumo han subido por octavo mes consecutivo. Según las últimas cifras del Departamento de Estadística de Lituania, la tasa de inflación anual es del 5 por ciento.
Los precios de los biocombustibles, que representan una media del 70 por ciento de la producción de calor, son ahora unas 40 veces más altos que el año pasado, dijo Taparauskas, miembro del Consejo Nacional de Regulación Energética.
Los precios de la calefacción urbana aumentarán una media del 30 por ciento.
Uno de cada cinco lituanos esta por debajo del umbral de la pobreza.
“Un salto de este tipo en los precios en un momento tan tenso podría amenazar con una crisis social y un aumento aún mayor de las tensiones en la sociedad. Creemos que el Estado debe asumir la responsabilidad de gestionar la subida de precios, sobre todo teniendo en cuenta la situación de los miembros más vulnerables de la sociedad y las posibles consecuencias para ellos. Sobre todo porque empresas como Ignitis o las redes de calefacción de Vilnius no sólo tienen recursos financieros, sino también un cierto deber”, resume Lukas Tamulynas, presidente del movimiento LSDP Momentum Vilnius.
Los pensionistas son considerados uno de los grupos más vulnerables de Lituania. En 2019 Lituania se encontraba entre los cinco últimos países de la Unión Europea en cuanto a pobreza de los pensionistas. El porcentaje de personas mayores de 65 años en riesgo de pobreza es del 19 por ciento.